†CAPÍTULO II†

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LLEGARON LOS PROBLEMAS AL PUEBLO.

Los pequeños copos de nieve caían con el vaivén del viento cubriendo el pasto y desapareciendo lo poco que quedaba de su verdor dejando a la vista solo un manto color blanco, algo hermoso de contemplar.

—¡Papá, mamá! ¡miren!—manifesté mi emoción al ver caer los copos con tanta delicadeza.

—Por que no intentas atrapar uno. — habla mi madre, acercándose a mí con una sonrisa tierna, para darm ánimos

Está bien. —obedecí yendo al patio de mi casa para atrapar un de los miles copos de nieve que caían...

Cuando al fin logre atrapar uno al darme la vuelta para mostrarles mi adquisición a mis padres, ellos ya no estaban. Poco a poco comenzó a fluir la oscuridad en el lugar hasta que finalmente ya no veía nada.

Empecé a ojear a mi alrededor en busca de ellos con desesperación.

¿Ma...má? —mi voz se rompe al pronunciar esas palabras —¿Papá?

¡Tienes que correr! —la voz de mi madre resuena a mi alrededor en un leve susurro.

Trato de caminar, pero una llamarada de fuego aparece a mi alrededor negándome el paso y alumbrando un poco el lugar donde me encuentro.

Sangre regada por todos lados, tripas, cuerpos mutilados es lo que logro ver.

Cierro los ojos de golpe negándome a ver aquella escena. Puedo sentir el miedo recorrer mis venas y como mi corazón empieza a palpitar aceleradamente amenazando con salirse de mi pecho.

¿Dónde estás mamá?, ¿Dónde está papá?... Y... ¡Déjenme ayudarlos!  —gritó desesperadamente preso del miedo con lágrimas cayendo de mis ojos.

No te escuchan...—resuena una voz áspera. Haciéndome abrir los ojos nuevamente.

No...—es lo único que logro susurrar débilmente girando sobre mi eje buscando al dueño de aquella voz.

Pero era inútil solo lograba ver la misma escena de antes.

¿Dónde están? —preguntó, tratando de contener el miedo que me invade.

Ya no están... —sonaba divertido —Y pronto te pasara lo mismo a ti, el tiempo corre....

No... —repetí en un murmullo.

Tic, tac, tic, tac...

«Corre...»

Tic, tac, tic, tac...

«Corre...»

TIC....TAC... TIC... TAC...

¡¡¡Levi corre!!! — grita mi madre en un débil ahogo, mesclado con dolor.  No mires atrás, solo corre... —su voz se desvanece en el viento y acto seguido veo una luz cegadora seguidamente del impacto de un trueno.

¡¡¡Mamá!!!

Grité, abriendo los ojos de golpe, junto con un dolor punzante cerca de mí tercera costilla del lado izquierdo, allí había un recuerdo constaté de mi pérdida.

Fue solo un sueño.

Solo un sueño.

Me repito a mí mismo para calmarme mientras me siento en mi cama, mi respiración es agitada, mis músculos están tensos del miedo, trato de tranquilizarme de a poco, pero no funciona.

Hannah [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora