Música sonaba por todo el salón de baile, era una dulce melodía formada por unos cuantos violines, todos bailaban con ésta.
Harry observaba atento a todos bailando, él se encontraba en las escaleras del gran salón, movía sus manos imitando a los violinistas e imaginaba que el era quien tocaba esa hermosa y suave melodía que emitía aquel instrumento, pero después de unas cuantas canciones se aburrió así que empezó a mirar a su alrededor tratando de buscar algo para entretenerse. Era la boda de una de las mejores amigas de la universidad de su madre, por lo cual no conocía a nadie y las únicas personas de su edad eran un grupo de chicas con vestidos que hablaban de cómo sería su boda.
Al ver que su búsqueda había sido evidentemente inútil fue por algo de comer a la mesa de postres, al llegar tomó un pequeño plato y empezó a llenar éste de golosinas de todo tipo después de llenar ese plato, agarró otro y puso en ésta una de las hamburguesa miniatura que había en la mesa.
— ¿En serio te comerás todo eso? – Pregunto una voz detrás de él, mientras que intentaba no reír.
— No es tanto. – Respondió aún sin voltear, examinando sus dos platos llenos con comida y alguno que otro dulce.— Bueno sí, pero seamos sinceros.. será una noche larga. – Harry dió una leve vuelta a su eje para ver con quién habla mientras que reía, bajó un poco su cabeza para poder verlo fijamente y le regaló una sonrisa.
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Louis caminaba relajado por el salón de fiestas, su madre lo había convencido de ir cuando le dijo que habría una fuente de chocolate. Era la boda de una de sus tías así que cómo sea lo hubieran obligado ir. Amaba la comida de las fiestas pero odiaba las mismas por alguna razón.
Su padre se encontraba ligeramente enojado ya que habían llegado tarde pero eso realmente no le importo, fue directamente a la mesa de postres. Cuando estaba apunto de agarrar un plato para sus fresas con chocolate vió como un chico tenía dos platos llenos de comida. Intentó contener la risa y decidió hablarle.
El chico de ojos azules levantó un poco la mirada para poder ver finalmente el rostro del contrario en cuanto da la vuelta, los dos chicos se quedaron callados, sintieron cómo la música dejaba de sonar y cómo si todos se empezaran a mover en cámara lenta. Los dos querían hablar pero las palabras parecían no poder salir de sus labios. No sabían exactamente cuanto tiempo pasaron así hasta que una voz aguda los hizo volver a reaccionar.
— ¿Podrías pasarme uno de esos caramelos, por favor? – Le preguntó un niño pequeño de unos cinco años a Harry, el niño parecía algo molesto cómo si hubiera estado ya desde hace unos cuantos minutos esperando a que Harry le hiciera caso y probablemente así pasó.
Harry al volver a la realidad sintió un escalofrío al igual que Louis. El más alto le pasó rápidamente los caramelos al niño el cual aún tenía el ceño fruncido, después de que el niño desapareció de su lado sus miradas hacen contacto nuevamente.
— Harry, me llamo Harry. – Extendió su mano hacia el contrario en forma de saludo, con una sonrisa trataba de esconder lo nervioso y al mismo tiempo asustado que estaba. Era la primera vez que se sentía de aquel modo ante un chico.
Louis aún estaba procesando lo que había pasado cuando Harry extendió su mano — Soy Louis, un gusto. – Sus manos se tomaron estrechándose suavemente, desvío la mirada a la unión de sus manos y después volvió hacía aquellos ojos color esmeraldas del chico que acababa de conocer. Se quedó unos minutos detallando sus ojos, sentía que los había visto antes así que trato de recordar pero fue en vano.
— Afuera hay un lindo jardín con luces, ya es de noche así que se ve lindo. ¿Te gustaría ir? La fiesta está aburrida. – Louis miro a Harry esperando una respuesta, éste no dudó demasiado en responder, afirmó con un leve asentimiento formando una sonrisa sin mostrar sus dientes.
— Hace unos meses vine ya que mi mamá le estaba ayudando a mi tía a encontrar un lugar lindo para su fiesta de boda, así que conozco el lugar, sígueme. —Empezó a caminar hacía afuera del salón de fiestas, salieron a la parte trasera de la misma.
— ¿Entonces es tu tía? – Louis asintió mientras que aún lo dirigía al jardín, cuando llegaron Harry se sorprendió. Louis no mentía, realmente era un lugar hermoso con luces y flores de todo tipo. — Es bastante hermoso. — Empezó a admirar todo el hermoso lugar, había una linda fuente en el medio del lugar estaba rodeada de flores. Habían pequeñas casitas cómo si fueran para diminutas hadas, al verlas Harry sonrío y se acercó.
Louis miraba cómo el menor se sorprendía con todo lo que se encontraba en el jardín, al ver cómo su rostro se asombraba por las pequeñas casas sonrío y optó por acercarse.— Eres cómo un niño pequeño, admiras las pequeñas cosas. –Louis miró a Harry, se le formaban unos lindos hoyuelos cuando sonreía. Era bastante tierno.
Les agradaba tanto la compañía del uno al otro que no se habían dado cuenta de que el tiempo pasaba, sonó un reloj y esto hizo que se sobresaltaran un poco. Harry miró hacia el reloj ya eran las cuatro de la mañana, probablemente sus padres lo estaban buscando para irse.
— ¡Oh, dios! Creo que debería irme, supongo que tú también porque es tarde. — Harry regresó corriendo a dónde estaban todos, Louis hizo lo que pudo para seguirle el paso. Al llegar vió cómo todos ya se iban, el salón había quedado casi vacío. Sus padres, cómo él había pensado, lo estaban buscando así que decidió ir con ellos.
Antes de irse buscó a Louis con la mirada por una última vez y le dió una sonrisa en forma de despedida, fue corriendo con su familia dejando atrás a su nuevo amigo.
Louis seguía pensando en dónde es que había visto esos ojos, sentía en el pecho que los había visto en un lugar pero no recordaba dónde. Pero estaba dispuesto a averiguarlo, tenía un buen presentimiento con éste chico de brillante sonrisa...
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¿Te he visto antes? |l.s
RomanceEran finales 1952 cuando Dean y George se conocieron, en un campo lleno de nieve. Ambos sintieron como si el tiempo se hubiera detenido, como si esos segundos hubieran sido meses.. sintieron como si estuvieran destinados el uno al otro... pero ¿como...