1. Pollux

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PHUKONG

El primer día en la universidad empezando con el pie izquierdo, y ni siquiera he terminado el instituto.

Gracias a que Sarawat y su banda iban a participar en el evento de ese día, yo seguía los pasos de Tine, su dulce novio al que dejó cuidando de mí.

Pero me perdí.

Los chicos iban y venían sin parar de un lado a otro por los grandes corredores y pasillos de esa área común de la universidad, observando los stands de comida y algo que podría describir como artesanías o manualidades.

Solo me bastó dos segundos mirando algunos modelos a escala para que Tine se alejara lo suficiente para salir de mi vista sin dejar rastro.

─Vaya novio tiene mi hermano que ni siquiera es capaz de cuidarme bien ─murmuré apenas para mí.

Seguí caminando siguiendo el sonido de las guitarras y baterías que, seguramente, comenzarían a realizar la prueba de sonido, y lo más seguro es que Sarawat estuviera allí.

Oh, ya quería ver la cara que pondría cuando le dijera que su tierno Tine me había dejado olvidado sin ningún gramo de remordimiento.

Así que distraído en las posibles frases con las que acusaría a Tine con Sarawat, que eran al menos veinte, caminé hacia dónde creía se llevaría a cabo aquel concurso de bandas en el que mi hermano participaría.

Pero entonces alguien había salido de pronto de una tienda, sin prestarle atención a nada que no fuera al chico de piel blanca como la porcelana y de suaves mejillas que seguramente mi hermano ya había besado en innumerables ocasiones.

Permanecí en el suelo maldiciendo por lo bajo a ese cretino que apenas si mostró interés en mí, hasta que otro chico, quién supongo era su amigo por la forma en que golpeó su nuca para sacarlo de ese trance en el que Tine lo había dejado, se acercó a mí y me ayudó a levantarme.

Los dos miramos mal al estudiante de cabello negro y cejas pobladas que vestía una impecable chaqueta de mezclilla, y que balbuceaba lo que creía eran disculpas, pero la verdad es que ahora yo era el que no tenía el interés de escucharlo.

Porque en mi mente solo había espacio para una cosa, y era que, aquel chico, quién pronto se convertiría en el rival de amores de Sarawat, sin duda me daría otro motivo para tenerle envidia a Tine.

Como estrellas tiene el Universo | [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora