Desperté en un campo con verdes y altas hierbas. Yo estaba en una cama a plena luz de la luna llena.
No sabía dónde estaba, pero lo que sí sé es que estaba serena. Los brazos de los árboles se movían delicadamente, con la suave brisa de verano que acaricia una noche estrellada. No había ruido excepto el de las hojas de los árboles cuando escuché el aullar de un lobo. Al principio me pareció escucharlo desde muy lejos, y no le presté mucha atención, pero entonces dos aullidos más acompañaban al primero desde una distancia más cercana.
Me levanté de la cama, y a lo lejos puede distinguir las sombras gigantes de tres almas. Todas ellas con la misma forma, aceleraban su paso hacia dónde yo estaba. Cuando finalmente pude distinguir sus orejas y colas, sus colmillos y brillante y aterciopelado color negro, estaban sólo a unos diez metros de mí. No hice movimiento brusco ni ningún ruido. Aunque tenían una mirada asesina y bocas capaces de devorarme, no sentí miedo sino fascinación ante esas bestias salvajes. Estábamos cara a cara y sabía sus intenciones, aunque notaba que tras toda esa máscara había un ser indefenso y vulnerable.
Uno de ellos, justo en el medio, más grande y con una cicatriz en el hocico, cambió su gesto y comenzó a acercarse a la cama y gruñó con un tono severo y agresivo. A lo que los otros dos lo siguieron. En mí entró el pánico y sólo puede correr sin pensar a dónde llegaría. Miraba hacia atrás y no los veía. Escuchaba sus patas fuertes y musculosas chocar contra el suelo intentando coger a su presa aún viva.
A lo lejos se veía una luz encendida. Vislumbré una casita de campo en la colina, con muchas ventanas y una sola puerta de salida. Estaba abierta y logré entrar sin problema. Pero ellos estaban justo detrás de mí, e intentaron entrar en la casa mientras yo forzaba la puerta. Estaba entreabierta y el hocico de dos de ellos me impedían encajarla. Tras dar una patada a la puerta, conseguí cerrarla. Estaba angustiada, pero dejé de escuchar a los lobos rascar en la puerta. Ahora aúllan desde más distancia y podía respirar tranquila, o eso pensaba.
La paz no duró mucho pues era incapaz de escuchar al tercer lobo, aquel que inició el ataque contra mí. De repente entendí porque estaba callado, tramando cómo entrar, mientras los otros dos me distraían. Debí haber cerrado bien las ventanas mientras pude. La fiera entró por la ventana, como casi volando yo diría. Rompió el cristal que me cayó encima.
De fondo se escuchaban a los otros dos lobos, clamando lo que pasaría. Se abalanzó sobre mí que ya estaba sin salida, y mientras clavaba sus enormes colmillos en el cuello, vi cómo sus ojos de color amarillo verdoso tornaban a color marrón, al igual que su forma de lobo cambiaba a una de semejante imagen a la mía.
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Dulces Sueños
Short StoryDulces Sueños es una colección de relatos cortos. Perteneciente al género de ficción gótica, cada historia relata un suceso de misterio, y analiza la introspección psicológica a través del sueño.