Colors

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K I M   T A E H Y U N G

Me encontraba mirandome al espejo. Mi cuerpo estaba desnudo en la parte de arriba.

Suspiré mientras observaba con mucho detalle absolutamente todo.

Tenía muchos colores oscuros en mi cuerpo...

Muchas machas opacas que no dejaban ver mi piel de color canela...

Mis brazos estaban pintados de colores verdes...

Mis dos ojos estaban pintados de un morado oscuro...

Mi labio de un rojo que no brillaba...

Mi pecho y estómago acompañaban el color de mis brazos...

Tragué saliva y nuevamente solté un suspiro, uno más largo.

Así me pintaba mi padre cuando volvía borracho a la casa o cuando simplemente lo hacía enojar...

Y mi madre, con su melodiosa voz, me decía varias palabras al odio, transformándolas en gritos.

Palabras que rompían poco a poco mi corazón, o lo que me quedaba de él.

Repitiendome día a día que era un bueno para nada, un estúpido e inservible que apenas y podía hacer algo bien en la casa.

¿Podías lastimar a alguien a quién amabas? La respuesta es sí...

Porque mis padres lo hacían, y ellos supuestamente me amaban...

Me amaban mucho... ¿Cierto?

Tal vez así demostraban su amor hacia mí...

Mi padre tiñiendo de colores mi cuerpo y mi madre invadiendo mis oídos con sus palabras...

Tragué saliva lentamente. Agarré la remera que había dejado en la cama y nuevamente me la coloqué para después poneme un abrigo que estaba colgado en el perchero.

Salí de mi habitación, dirigiendome al baño para lavarme mi cara y tomar el maquillaje de mi hermosa madre sin que ella se diera cuenta.

Taparía la obra de arte que mi padre había hecho sobre mis ojos...

Al menos hasta que nuevamente quiera crear otra pintura sobre mí...

Dejé todo como anteriormente estaba y salí del baño, dando pasos muy silenciosos.

Bajé las escaleras, rogándole a Dios que éstas no rechinaran justo en ese momento.

Miré hacia todos lados, procurando no encontrar a las personas que me amaban a su manera y salí de la casa una vez no ví a nadie.

El aire fresco chocó contra mi cara, dandome un escalofrío en todo mi frágil cuerpo.

Escondí mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón y con tranquilidad me dediqué a caminar por las calles solitarias de Seúl.

Una mueca de dolor apareció en mis labios, debido a que cada movimiento que yo hacía, los colores en mi cuerpo dolían.

Dolían mucho...

A un niño de quince años le dolían esos colores oscuros...

Colores que aparecían hace ya bastante tiempo y a los cuales ya estaba acostumbrado...

Y entre más colores se acumulaban en mi cuerpo, más dolorosos eran los movimientos que quería hacer...

Me senté en una de las bancas que contenía el parque una vez llegué ahí.

Colors [Taerosé]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora