Los días pasaban desde que había comenzado su penúltimo año en aquel instituto. El año que marcaría su vida más que cualquier otro y no precisamente por las fiesta y diversión, eso quedaría atrás luego de aquella gran discusión que tuvo con su progenitor a finales del año pasado.
¿Contexto? Había repetido los dos últimos años quedando estancado en tercero de la E.S.O perdiendo de tal forma las pocas amistades que había formado alrededor de toda su experiencia en aquella institución.
¿El castigo? Más severo de lo que cualquiera se lo hubiese imaginado. Pero, para mala suerte del joven, la paciencia de su progenitor había sobrepasado su límite tomando en cuenta la gran diferencia entre su hija menor y el mayor, del cual se encontraba profundamente decepcionado. Esa misma decepción fue la que lo hizo cambiar de castigo, pasando de simplemente cambiarlo de instituto a obligarlo a independizarse para que aprendiese a hacer las cosas bien y por si mismo, no le daría en el gusto para que llegue a otro instituto a simplemente comenzar desde cero sin un pasado. Lo que el padre quería era que su hijo aprendiera a lidiar con las consecuencias de sus actos de una vez por todas.
Con las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans desgastados caminaba rumbo a la casa de su posible nueva amistad la cual tenía cierta historia detrás, esto debido a que cuando eran más pequeños eran buenos amigos pero cuando Auron pasó a la educación secundaria, al ser este dos años mayor que el contrario, se separaron.
Era como si el destino los quisiese juntar nuevamente, pero la verdad Auron no era muy creyente de ese tipo de cosas. Quería pensar que simplemente era casualidad.
Los pocos minutos que caminaba hasta llegar al hogar de su compañero la música que pasaba de su móvil a sus oídos a través de sus auriculares lo acompañó con dos de las canciones favoritas del joven, haciéndole perder la noción del tiempo a tal nivel que ni siquiera supo en que momento se encontraba frente a la puerta de su amigo.
Auron sacó su teléfono móvil logrando ver la hora antes de llamar a su compañero para que saliese, 1:29 pm.
──¡Ya salgo, ya salgo! ──Fue lo único que escuchó por el otro lado de la línea antes de que la llamada se diera por finalizada.
Efímeros segundos pasaron para cuando la puerta se abrió mostrando a su alegre compañero.
──¿Qué pasa perlaaa? ──El color rojo era lo que más resaltaba en su persona, desde su cresta hasta las numerosas pulseras en sus muñecas── Espérame, espérame.
Perxita apoyó su rodilla en la pared junto a la puerta tras cerrarla mientras se descolgaba la mochila de su hombro procediendo a intentar cerrar la cremallera de su mochila con dificultad debido a la gran cantidad de libros que habían dentro de ésta.
──¿Te trajiste todos los libros ayer? ──Preguntó Auron, con la duda de por qué había hecho eso, mientras se acercaba a su compañero para ayudarlo a cerrar la cremallera── Deja lo hago yo...
Tomando la mochila de Perxita cerró la cremallera usando fuerza bruta para luego descolgarse su liviana mochila, aventarsela a su amigo y colgarse la de él en su hombro.
──Te la paso allá, 'amonos.
La tarde había pasado con un ambiente muy movido y energético, al menos las primeras horas ya que todos los alumnos de tercero y cuarto, quienes eran los únicos presentes a excepción de los pocos de primero y tercero que se encontraban en sus talleres aún opcionales para ellos los cuales eran de una hora de duración, creían estar preparados para el horario de clase de tarde. Las clases aún continuaban siendo simples presentaciones por parte de los profesores, anécdotas y lectura del reglamento escolar el cual era ignorado por medio instituto.

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Cartas para ti ; Rebornplay
FanfictionDonde Auron le escribe cartas a Reborn y este le responde curioso por saber quién es la persona tras aquella bella caligrafía.