¿EL LÍDER DE SECTA ESTÁ VIVO?

Capítulo 3 La residencia a un pie del desierto

Lan Xichen pasaba sus días de forma intermitente en aquella cueva, en un momento podía estar despierto y en otro no sabía cuántos días había dormido, sabía que tenía que llegar a las montañas gemelas que estaban hacia oriente, era un lugar tan solitario que lo mantendría alejado de todas las sectas, pues una vez que se atravesaban lo único que era visible era el desierto que se extendía hasta donde alcanzaba la vista, razón por la que muy pocos cultivadores viajaban hacia ese lugar.

El plan se escuchaba perfecto, pero primero debía recuperar la movilidad para salir de esta cueva, no tenía dinero y aunque había practicado la inedia todo tenía su límite y aquellos frutos que había recogido en el camino se estaban por agotar. Estaba seguro que había pasado ya otro mes, llevaba 4 meses en este estado y aun no se recuperaba por completo, movimientos simples como levantar la mano o las piernas ya no eran imposibles, ponerse de pie y caminar era doloroso, pero lentamente lo estaba logrando, quizá era momento de emprender de nuevo el viaje hacia oriente.

Después de una semana más se dispuso a partir, dudando entre dejar los colgantes o llevarlos, optó por lo último y los sostuvo con fuerza, no planeaba regresar, pero sería el recuerdo perfecto de lo que provocó su egoísmo.

Al salir de la cueva vio que recién el día estaba comenzando así que le daría tiempo perfecto para bajar de esa montaña y caminar hacia el pueblo más cercano.

A paso lento comenzó a descender, cerca del mediodía veía el pie de la montaña, no era tan alta, pero en su estado era normal que le tomara ese tiempo, vio un camino que se extendía de izquierda a derecha, ¿hacia dónde se debía dirigir? No estaba seguro si se dirigía hacia oriente y tampoco sabía qué camino tomar así que tomó asiento en una roca que estaba a lado para descansar, ya resolvería esto.

Continuaba dudando cuando un hombre viejo que guiaba a un burro que arrastraba una carreta se vio a lo lejos en el camino, el anciano al ver a una persona vestida de blanco, pero sucio sentado a mitad del camino, lo asustó hasta palidecer y cuando vio que esa persona se puso de pie y caminó hacia él con una sonrisa, sintió que su momento había llegado, pero se negaba a partir de este mundo así que salió corriendo dejando abandonado al pobre burro.

Lan Xichen no podía correr, pero con esfuerzo una voz algo ronca salió de su boca.

"Señor... Por favor espere... Estoy perdido, me dirijo hacia oriente, pero busco un pueblo donde poder pasar la noche..."

El hombre que también corría un poco lento escuchó todo aquello, pero se negó a creer lo que decía, así que se alejó.

Lan Xichen no pudo hacer algo más así que llego a lado del burro, sin notarlo ya estaba sonriendo, le recordaba a manzanita, el burro que viajaba con su hermano y su cuñado, su familia, recesos de la nube, todo vino a su mente haciéndolo ver miserable, regreso con tristeza a la roca donde estaba sentado, pero ahora jalaba al burro para que no estorbara en el camino, sabía que si seguía hacia la derecha que era a donde se dirigía el hombre llegaría al pueblo, pero no podía dejar al burro y la carreta en ese lugar, pues el hombre en algún momento regresaría y no sería justo que perdiera sus cosas por su culpa, así que lo esperaría, también lo hacia para pedir indicaciones.

Dos horas después el hombre regresó temeroso de ver a aquel espectro de blanco, pero para su desgracia ahí seguía y ahora tenía a su burro y su carreta, ¿Qué debía hacer enfrentarlo o huir?

Antes de que lo imaginara el espectro blanco se puso de pie y con una mirada más firme descubrió que en realidad era un hombre así que aún dudoso comenzó a caminar.

Lan Xichen habló con la intención de evitar que el hombre se volviera a alejar, pero noto que en realidad caminaba hacia su posición.

"Lo siento señor... No era mi intención espantarlo, pero lo he estado esperando para devolverle su burro y pedirle indicaciones..." Expreso un poco avergonzado pues en su vida había espantado a alguien