Un latte, por favor

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Comenzaba un día como cualquier otro en la ciudad, lleno de tráfico y gente dirigiéndose a sus respectivas actividades. Pero no muy lejos del centro de la metrópolis había un pequeño departamento, dónde en la alcoba principal comenzaban a asomarse los delicados rayos de sol de la mañana, molestando a un bulto lechoso y pecoso bajo las sábanas.

-Hmm, necesito comprar unas cortinas más obscuras...-Susurró el curioso bulto al despertarse con las franjas de luz

El bulto se despojó de las sábanas dejando ver a un apuesto joven pecoso y cabello de arbusto, se sentó en la cama y dejo escapar un bostezo con un delicado rubor, cualquiera que lo viera no podría negar la belleza que emanaba aquel joven. El ambiente en la habitación eran tan tranquilo que podía sentirse como un sueño, hasta que..

*Beeeeep Beeeeep Beeeeep*

-Bu-bueno?-contestó el muchacho a su teléfono aún adormilado-

-¡Izuku! ¿¡Que estás haciendo!? -se escucho una voz femenina y muy alterada desde la otra linea- ¿Por qué no has llegado?

-Uraraka-san!-exclamó el peliverde dirigiendo la mirada al reloj digital que tenía en su buró- No puede ser... Lo siento Uraraka-san! Me quedé dormido

-No puedo creer que solo trabajes los fines de semana y aún así llegues tarde- Uraraka Ochako es la gerente de la cafetería donde trabajaba el muchacho, para el si bien es una chica con carácter fuerte también es buena persona y aunque ella lo negara, amable

-Lo siento, llegó ahí en media hora. En serio lo siento Uraraka-san

-Esta bien Izu, que no vuelva a pasar oíste?- se escuchó un tembloroso "si" de parte del chico- Bien, cuídate, te espero- colgó la llamada-

"Amable" pensó Izuku, rápidamente el chico tomo la ducha más veloz de su vida, se hizo de unos pantalones de vestir negros, una camisa verde bosque y un chaleco negro con un pin que decía "Izuku Midoriya". Se puso su loción de madera, tomó sus llaves, se puso unos zapatos de charol y salió disparado del departamento con aún quince minutos restantes.

Fuera del edificio lo esperaba una vieja bicicleta plateada y un poco oxidada la cuál no dudó en tomar y se dispuso a pedalear hacia el centro de la ciudad lo mas rápido que sus piernas le permitían. En esos momentos el chico agradecía vivir cerca del lugar, sentía como el aire pegaba en su aún húmeda cabellera, provocándole escalofríos. Pronto divisó el bonito local con un letrero que anunciaba "Deku's Cafetería".
No dudó en acercarse, dejando su bicicleta no sin antes asegurarla con una candado a un pequeño poste frente al local, sin más se dirigió a la entrada y haciendo sonar la campanilla de la puerta entro al lugar. Aún le sobraban 5 minutos de los 30 en lo que había asegurado llegar, era un nuevo récord.

-Izuku! Por fin llegas-dice una chica castaña desde una de las tantas mesas de la cafetería- ¿te parece si te quedas en caja hoy?

-Claro Uraraka-san- dice acercándose a la chica-

-Bien Izuku, ¡Tengamos un buen día! -dice la castaña regalándole un pequeño abrazo para luego dirigirse a la puerta y voltear un letrero a 'abierto'

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Era un día cualquiera en el local, a las 9 señoras que vienen del templo, a las 12 oficinistas del edificio de al lado y a las 2 chicos de la universidad. Sí, Izuku había memorizado todo el tipo de gente que llegaba después de trabajar tan sólo un mes en el sitio.

-Bieeeen esto es genial, ya son las 2 y sabes lo que significa ¿Verdad Izuku?- Dijo un lavaplatos rubio y ojos color miel

-Mmm, ¿vienen los universitarios?-Dijo el pecoso no muy seguro de su respuesta

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