VII

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El pelinegro salió de la piscina, que afortunadamente a esas horas se encontraba vacía. Tomó la toalla que había dejado en la orilla y con esta eliminó el exceso de agua en su cabello.

—Me dijeron que habías regresado—dijo una voz a sus espaldas haciendo que diese media vuelta, para encontrarse con un alfa pelinegro.

—Hyung... —saludó el menor— ya no soportaba más estar lejos del agua, necesitaba nadar un poco.

—Dije que te podías tomar otra semana— comentó el mayor con tono severo.

—Vamos, Seonghwa... Ya me retiraron los puntos y el doctor dijo que no habría problema con que regresara a mi rutina diaria.

—De todas formas, durante lo que queda del mes te vas a limitar al mínimo del entrenamiento habitual—ante aquello el menor puso los ojos en blanco.

—Como usted diga señor Park... por cierto... —una sonrisa se hizo presente en el rostro de San— este sábado celebraremos el cumpleaños de Yunho en la playa, tú y HongJoong están invitados.

—Será un placer, cuenta con nosotros—respondió el pelinegro— ¿Estarás aquí por más tiempo? En menos de una hora inician las pruebas para reclutar nuevos miembros para el equipo.

—No, de hecho estoy por salir—dijo  mientras caminaba hacia la banqueta para tomar su mochila— aún no he comprado un regalo para Yunho, pensaba hacerlo esta tarde.

—Bien, entonces nos vemos mañana.

—Hasta luego, hyung.

El pelinegro se dirigió directamente a las duchas, dónde cambió su bañador por sus característicos jeans rotos y chaqueta de cuero, y por supuesto, sus amadas botas militares.

Apenas eran las 3 de la tarde, a esas horas no habían gran flujo de estudiantes por lo cual, su trayecto hacia la salida del recinto universitario transcurrió sin contratiempos.

Todo iba con normalidad hasta que justo a la salida se vió obligado a detenerse en seco. Su ceño se frunció hasta más no poder. Justo en frente había una camioneta Ford aparcada, y recargado de esta aguardaba nada más y nada menos que Jung Wooyoung.

El pelinegro suspiró y reanudó su andar. Ya había pasado una semana desde la última vez que se habían visto y pensaba que con aquella patada en las bolas todo había quedado más que claro. Se propuso seguir con su camino e ignorar al mayor, pero una voz a sus espaldas le hizo detenerse.

—¿Planeas ignorarme y ya? —preguntó el rubio.

—Eso es justamente lo que pienso hacer— dijo San sin molestarse en darse la vuelta, con la vista fija hacia el frente.

—Perdón — dijo el alfa, aquella simple palabra hizo que el menor se girase para encarar al contrario.

—¿Qué?

—Perdóname, San —volvió a decir el rubio, mostrando genuino arrepentimiento— fui un imbécil y lo he sido desde el primer momento, siento lo del hospital, también me disculpo por los comentarios de la otra noche, tuve bien merecido que me golpearas— el alfa hizo silencio por un momento, como si buscase las palabras correctas. San le miraba aguardando a que continuase— no me creo con ningún tipo de derecho sobre ti solo porque seamos destinados... Tampoco estoy diciendo que voy a desaparecer de tu vida, en verdad me gustaría conocerte... Sería genial si me dieses esa oportunidad...

San no sabía que responder... ¿Aquel alfa cabizbajo como cachorro regañado era el mismo bastardo del hospital? ¿Qué mierda había pasado?

Era la primera vez que un alfa extraño se dirigía hacia él de aquella forma, resultaba... Raro. Y sin embargo, debía admitir que era grato. El omega en su interior dió un brinco de emoción moviendo la cola como perrito, misma acción que llevó a que su parte racional, pusiera los pies nuevamente en la tierra. Antes de hablar se aclaró la garganta.

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⏰ Última actualización: Jun 05, 2021 ⏰

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