capitulo 2. Sueños Bajo la Oscuridad

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La noche en Tailandia brillaba con una belleza peculiar

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La noche en Tailandia brillaba con una belleza peculiar. Las luces de la ciudad reflejaban un mundo lleno de vida, donde las personas bailaban, reían y se sumergían en la euforia de la noche. Pero no todos compartían esa felicidad. En un antro abarrotado, en medio de risas y música, un joven trabajaba con prisa, sirviendo mesas y soportando miradas incómodas.

Ese joven era Fluke Nathouch. Su cabello castaño se movía con cada paso apresurado, y sus ojos claros, aunque cautivadores, estaban cargados de agotamiento. Su piel pálida brillaba bajo las luces del lugar, pero su semblante reflejaba el peso de una vida llena de desafíos.

Mientras corría de un lado a otro, una mujer, la encargada del lugar, le dio una nueva orden con un tono autoritario.

-Lleva esto a esa mesa, rápido. Son clientes importantes. -Su voz era firme, casi dura.

-Ya voy -respondió Fluke, intentando no mostrar su incomodidad.

Se dirigió a la mesa asignada, donde cuatro hombres lo esperaban con miradas que lo hacían sentir pequeño.

-Eres muy lindo para ser mesero -dijo uno de los hombres, sonriendo de manera siniestra.

-Si quieres pasarla bien, deberías dedicarte a otra cosa -añadió otro, soltando una carcajada que resonó en los oídos de Fluke como un eco desagradable.

El joven se limitó a colocar las bebidas en la mesa, ignorando los comentarios.

-Aquí está su orden. Espero que lo disfruten -dijo con cortesía, aunque su voz temblaba levemente.

Sin esperar una respuesta, se retiró apresuradamente. Los comentarios malintencionados no eran algo nuevo para él, pero eso no hacía que dolieran menos.

Las horas pasaron lentamente. Los clientes se dispersaron, y finalmente, el antro quedó vacío. Fluke salió del lugar, exhausto, pero agradecido de poder regresar a casa. Caminó por las calles oscuras, su sombra alargándose bajo la luz tenue de las farolas.

El camino era solitario, y aunque estaba acostumbrado a recorrerlo, esta noche algo pesaba en el aire. Su mente divagaba mientras avanzaba, y al mirar al cielo, no pudo evitar preguntarse:

"¿Será que algún día mi vida mejorará?"

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Narra Fluke

Me llamo Fluke Nathouch. Mi vida es todo menos fácil. Trabajo en un antro donde la mayoría de los hombres me miran con lujuria, como si fuera un objeto. Es humillante, pero no tengo otra opción. Este es el único trabajo que he podido conseguir para pagar un techo y comida.

En la universidad soy el mejor de mi clase. Logré una beca completa en una de las instituciones más prestigiosas de Tailandia, pero eso no parece importarles a los demás. Me ven como alguien inferior, alguien que no merece estar allí. Sus burlas y comentarios me lastiman, aunque trato de no mostrarlo.

¿Familia? No tengo. Crecí en un orfanato, abandonado a los cuatro años. Nunca entendí por qué mis padres me dejaron, por qué decidieron que no valía la pena. Esa herida nunca sanará completamente, pero aprendí a vivir con ella.

Sueño con un futuro diferente. Quiero ser doctor, ayudar a las personas, marcar una diferencia. Aunque el camino sea difícil, no voy a rendirme. También sueño con tener una familia, con alguien que me ame por lo que soy y no por lo que aparento.

Pero... ¿será posible?

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La noche avanzaba, y Fluke seguía su camino hacia casa, con los pensamientos pesando en su mente. Cada paso que daba parecía resonar en el silencio de las calles.

"¿Habrá alguien dispuesto a estar a mi lado? Alguien que vea más allá de lo que los demás ven..."

Fluke suspiró, intentando alejar la tristeza que lo embargaba.

Por ahora, solo le quedaba esperar. Soñar. Y seguir adelante, aunque el mundo pareciera estar en su contra.


 Y seguir adelante, aunque el mundo pareciera estar en su contra

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