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Lo bueno duraba poco, eso se decía Taehyung luego de estar toda la tarde en la playa, disfrutando de ese privilegio que suele tener escasas veces junto al mar.
Sus energías se fueron en su totalidad luego de jugar como hace tanto tiempo no lo hacía, incluso no le importo nada más que disfrutar de ese escape que dio a su desgraciada vida. Pero como lo dijo, eso duró poco.
Caminar con sus energías en el suelo hacia su casa le provocaba un mal gusto. La necesidad de querer desviar su camino y volver a aquella playa que nadie aprecia como debería y él lo hace como si fuese la última vez en verla. Taehyung sabe que un día puede estar en el instituto, en la calle, trabajando o comiendo un almuerzo que preparo su madre; al otro puede estar siendo golpeado, lastimandose física o mentalmente. Todo eso lo asimila a ese día que cayó en una camilla con golpes de gravedad. Esa vez sintió que moría, pero no pasó.
Las noches en ese lugar se basaban en pedir no irse, no quería más esa vida tan gastada y deplorable. La decepción que la vida le dio otra vez fue cuando el doctor que estaba viendo su salud dijo: "puede irse a casa".

Quería gritar hasta quedar sin voz.

Pasó por los callejones habituales, viendo lo viejo y oscuro del lugar, lo mal cuidado que se encontraba aquel lado de la ciudad.
Los niños que jugaban frente a su casa le hicieron recordar que al momento que pase esa puerta tenía que pedir un milagro si aquel hombre no le levantaba otra vez la mano.
Le gustaría quedarse fuera de todo, ir y preguntarle a esos niños si desean jugar con él.
Sin dar muchas más vueltas, se resigno a su posible futuro y abrió la vieja puerta que rechino al empujarla. Diviso el interior antes de pasar al lugar y cerrar la puerta tras de sí.
Para su sorpresa estaba todo en silencio, pero el entorno era tétrico. Todo estaba fuera de su lugar: decoraciones de percelana y cristal hecho añicos en el suelo, lo peor, sangre seca en el suelo. No sabía si aquella era suya o de su madre.
Estaba todo a oscuras y la poca iluminación venía de las pocas ventanas del lugar.

¿Donde estaba su madre?

Con precaución y cautela camino hacia la segunda planta. Cada que pisaba un escalón era una alerta, pues aquella casa estaba tan vieja y en mal estado que resonaba la madera.
Llegó a su habitación, todo tal cual como lo habia dejado la última vez que piso el pequeño cuarto, solo que un pequeño detalle le hizo acercarse a su cama. En la almohada se encontraba un papel rosa doblado a la mitad.

No recordaba haber dejado eso en su cama.

Confundido y curioso lo desdobla. Lo primero que pudo observar fue una caligrafía poco entendible y floja, pero pudo saber de quien era aquella letra y entender lo que estaba escrito.

"Hijo, sé que cuando regreses encontrarás esta carta. No quería hacerlo, de verdad quería aguantar un poco más pero fue algo Imposible. No toda mi vida fue una tortura, pero si fue tu caso. Lamento no llevarte conmigo, pero no tengo un rumbo fijo y no aseguro que mi destino sea el mejor de todos. Prefiero que sigas con tus estudios y así tener pavimentada tu vida. No me fui sin pensar en ti, todo es pensando en mi hijo. Tu padre no te lastimara. Cuando el se fue me asegure de quitarle cualquier acceso a la casa. El no puede entrar al menos que tu le des el paso. Todas sus cosas están en la basura. Te deje todo el dinero que teníamos en casa, incluso el que tenía guardado para irme contigo, yo me fui sin nada de ese dinero. Úsalo bien y busca un nuevo lugar para quedarte. Espera por mi, te daré la vida que mereces."

El ahora húmedo papel que estaba en sus temblosas manos fue arrugado y seguido fue arrojado a un lugar del cuarto.
Su respiración comenzó a ser errática. Cubrió su boca con una de sus manos tratando de retener los desesperados jadeos, pero fue en vano. Con toda la inestabilidad, corrió a la primera planta. Tomó la llave de casa y cerró la puerta con doble seguro. Proseguío a ir a la cocina y buscar aquel contenedor de metal donde su madre le decía que se encontraba el dinero que necesitaba para sobrevivir. Cuando lo halló debajo de la alacena no espero en abrirlo; sus manos temblando como si fuesen gelatinas. Había mucho dinero, el suficiente para mantenerse un buen timpo en otro lugar que no sea este.
Su vida dio un giro tan drástico que ahora tenía que manterse y valerse por sí sólo. No es como si antes no hubiera cuidado de si mismo por los múltiples problemas que habían en su día a día, pero esto era algo totalmente diferente. Su madre se había ido y ahora estaba totalmente solo e indefenso. Si antes tenía un apoyo emocional con su madre ahora tenía que eliminarlo por completo.

—Tu puedes... Puedes vivir bien. Eres Taehyung, ese chico fuerte... Lo eres. — se alentó así mismo entre respiraciones lentas. Cerró sus ojos y suspiró hondamente, así calmando todo su sistema y aclarando su mente. — Estaré solo, pero bien.

La vida era tan imprevista que puedes esperarte de todo, puede asimilarse perfectamente a una ruleta rusa.
Hace unos minutos se esperaba golpes, gritos o algo de lo que estaba acostumbrado, pero lo que recibió fue todo lo contrario, ni siquiera se le pasó por la cabeza que de ahora en adelante seguiría solo, que vería la vida de forma solitaria hasta que su madre vuelva por el.

Y por más que le duela, le hubiera gustado no pasar el laberinto solo.

Y por más que le duela, le hubiera gustado no pasar el laberinto solo

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⚠️Perdón error ortográfico ⚠️

Todo un cap de tae, si.

Hasta en el próximo capítulo. ~💜

¡Hey! ¡Estoy a tus pies! [kooktae] [Ryulia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora