Un padre siempre sabe

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Disclaimer: The Legend of Korra no me pertenece, sus excelentes personajes y grandes aventuras son propiedad de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko... Y de Nickelodeon.


Un padre siempre sabe


—Entonces... ¿Me dirás quién te gusta?

Asami tuvo que contenerse para no botar encima del tablero de Pai Sho el té que estaba bebiendo.

Estaba en una de las dos visitas semanales que le realizaba a su padre, en búsqueda de reconstruir aquel vínculo que, por el erróneo camino del mayor, se había perdido.

Todo iba normal, no sabía a qué se debía esa pregunta, ni cómo él lo sabía... pero se colocaría su impertérrita máscara y fingiría demencia, no estaba para eso ahora, no con ella tan lejos, no extrañándola a cada momento.

—No sé a qué te refieres papá -indicó a heredera moviendo una de las fichas con fingida indiferencia...

—Vamos querida, sabes que puedes confiar en mi -se dio un incómodo silencio en el que ninguno se atrevió a mirar al otro sabiendo que eso era mentira, sino no estarían en esa prisión- bueno, sabes a lo que me refiero... -indicó el mayor con cansada y avergonzada voz, la culpa de los actos erróneos que terminaron destrozando completamente a su pequeña familia aún mermaba su interior.

—No me gusta nadie -indicó mientras tomaba un poco más de té y lo veía mover su ficha

Ella mentía, él lo sabía. No por nada era su mayor tesoro, no por nada la conocía desde su nacimiento hasta la actualidad, donde se había convertido en una hermosa, fuerte e inteligente señorita.

Conforme pasaban sus visitas, la chica había dejado el tono frío y hosco que había tomado al principio, y, si bien su relación nunca sería como antes, al menos estaba mejorando.

Pero había algo más, había un deje de tristeza oculto en los ojos de su hija en este último par de visitas. Él sabía reconocerlo, no había pasado desapercibido ante sus ojos paternos. Su instinto le decía que no solo era por su metedura de pata con los igualitarios, que aún completamente no superaban, sino que había algo más allí, un dilema... ¿Algún problema laboral? No, no lo parecía, sin duda era lo que sospechaba, un problema amoroso. Sólo eso explica esa neblina nostálgica que entristecía los ojos de su heredera.

—Vamos cariño, debes sacarlo, se nota que te está haciendo daño. ¿Qué es? ¿Tuviste problemas con tu novio el maestro fuego? Cómo es que se llamaba... ¿Mako?

Esta vez la mujer supo disimular su impresión, se había olvidado de contarle a su padre del término de aquella relación.

—Para nada papá -le indicó tranquila, siguiendo el juego de mesa que pronto terminaría y se empeñaba en ganar, su padre era al único que siempre costaba derrotar- Mako y yo terminamos hace tiempo, solo somos amigos y hemos superado todo.

El anciano vio la sinceridad en las palabras y expresiones de su hija, para él era un libro abierto, el más hermoso libro que jamás se haya escrito. De cierta manera se alegraba, pero no porque el ex novio de su hija fuera maestro, todo ese tiempo en prisión le hizo ver lo absurdo de su odio, sino porque algo dentro de sí le decía que aquel joven, que no consideraba malo, no era para su hija. No era el adecuado, simplemente era un amor de esos pasajeros que se tienen y que a lo mucho dura un verano, pero que, como toda experiencia en la vida, ayuda a crecer y madurar preparando el terreno para un posterior, más maduro y firme amor.

Quizás ese amor era el que la tenía así.

—¿Entonces quién te tiene dando tristes suspiros hija mía? Se nota en tus ojos, en cada expresión, se nota en toda tu presencia que extrañas a alguien, amor.

Un padre siempre sabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora