LA FIESTA.

1K 40 5
                                    

NARRA GINA

Como de costumbre mi rutina no cambio nada el día de hoy, me estire en el balcón y disfrute de la vista del mar mientras desayune una gran taza de café, veía lo infinito que para mí es el mar y más allá pensaba en Sebastián, pero más allá de Sebastián los ojos claros no salían de mi cabeza.

-       Buenos diasssss- grito Andrea, ella era un poco escandalosa, siempre tan alegre, tenía excelente cuerpo, cabello largo, una cara muy linda y trigueña.

-       interrumpes mis pensamientos- dije inexpresiva, borro su sonrisa

-       Hoy es la fiesta, lo recuerdas- dijo sonriendo

-       Pensé que era una “reunión”- dije sonriendo-

-       Eso mismo- contesto- comprare unas cosas y llegare más temprano para arreglar todo, ¿a qué hora vuelves hoy?- me pregunto-

-       No lo sé, un poco tarde, debo hacer una cosa, no notaras cuando llegue- dije mientras tomaba un sorbo de café

-       es que quería invitarte, puedes estar en la fiesta con nosotros y así hablar con más personas aparte de mi- dijo algo triste

-       la mire- Quien dice que solo hablo contigo- dije con tono gracioso- Tengo muchos amigos solo que tu estas ocupada y no los conoces, No te preocupes, estaré bien- dije sonriendo y ella sonrió tranquila.

Salí a caminar como de costumbre, pase por una librería y elegí un libro al azar, me dirigí al muelle, a la cafetería que estaba en frente de el para ser exacta, me senté en la misma mesa de siempre de allí se veía perfecto el atardecer, pareciera que siempre estaba desocupada a esa hora para mí. Una silueta coloco la taza de café en mi mesa, con dos de azúcar como me gusta.

-       Usted no eres la persona que siempre trae mi café- exclame mirando a una señora algo mayor.

-       Tienes razón- contesto sonriendo- ¿cómo lo sabes?- pregunto

-       Pues, su mano no es masculina, además usted es un poco morena y la persona que trae mi café es blanca y sin faltarle el respeto, no creo que use perfume de hombre- dije mirando al mar-¿le paso algo malo?- pregunte algo inquieta por el chico que nunca mire, ni agradecí pero que servía mi café cada día.

-       No, tenía un compromiso de trabajo, el me pidió hacer tu café y me dijo que te lo entregara personalmente, mañana lo veras.- sonreí y ella se fue.

Luego de eso interrumpí la lectura para beber un sorbo de café y para iniciar a ver el triste atardecer, es el único momento en donde el día y la noche se pueden ver, mis recuerdos con Sebastián empezaron a inundar mi mente pero en mis recuerdos con Sebastián unos ojos claros estorbaban y pensé en ellos sin darme cuenta hasta que el sol se ocultó y la noche apareció, primera vez que no lloro en un atardecer, primera vez le sonrió al atardecer – iba a pagar el café pero la señora que me había atendido anteriormente, ahora llamada Beatriz, me dijo que el día de hoy la casa pagaba y me invito otro café, hablamos durante mucho tiempo, nunca había disfrutado hablar tanto con alguien, le conté toda mi vida, mis amores y mis penas con Sebastián, también hablamos de lo hermosa que era la ciudad entre otras cosas, cuando vi el reloj ya eran las 10 de la noche.

-       Debo irme, ya es tarde- le dije con una sonrisa- fue de verdad un gusto en conocerla

-       A mí también me alegro mucho Gina, espero volver a verte- contesto

-       Claro, como todos los días, me saluda al chico del café- sonreí y me fui

Me dirigí al apartamento y cuando entre habían como 20 personas aproximadamente.

-       Donde esta Andrea- pregunte a la primera chica que encontré

-        está en su cuarto- contesto mientras me miraba de pie a cabeza y con una sonrisa de tonta

Como no vi a Andrea, Me asegure de que la puerta de mi habitación inhabitable no hubiera sido abierta, por suerte nadie entro  y mientras abría la puerta a mi pequeño mundo alcance a ver que la puerta de la habitación de Andrea se abría, una silueta de un chico salió de ella y sea lo que haya hecho no le gusto para nada porque salió de la casa y le dio tremendo golpe a la puerta, vi la silueta de Andrea correr tras él en toalla, pero ya era tarde no quería estar allí viéndola llorar – sí que no pierde el tiempo- pensé- Me acosté en mi cama, rebotando al tirarme al colchón y en el techo veo su cara – te vi- dije en voz alta, uniendo mis dos manos en forma de pistola y haciendo como si le disparara- fue un placer ver tus ojos esta vez, pero debo dormir-

bueno, en lo personal no se que escribir al final  de cada capitulo que publico, este es el primer libro que escribo, espero que les guste y me den sus opiones y Gracias por leer, de verdad valoro que lo hagan :$

Dejalo irDonde viven las historias. Descúbrelo ahora