Los gemelos Malfoy

Diferente

Todo el mundo se giró para observar a Audrey, ella se sentía un tanto incómoda, miraba de un lado a otro tratando de que aquella tortura terminara, hasta que sus ojos se encontraron con unos prácticamente a los suyos, la diferencia era que estos tenían una expresión más seria y enfadada. Los ojos de su hermano expresaban molestia y confusión, pero rápidamente una voz la sacó de su trance.

-Por favor señorita Malfoy acérquese para poder ponerle el sombrero seleccionador- Hablaba una voz estricta pero dulce, la profesora llevaba un moño alto y una túnica de un verde oscuro. Audrey se acercó hasta donde esta se encontraba.- Bien, siéntese aquí y yo le pondré el sombrero.- Audrey hizo lo que le dijo y la profesora le colocó el sombrero, y de repente este comenzó a hablarle dentro de su cabeza.

-Vaya, vaya pero si por fin llegó otra Malfoy, pero......tu eres demasiado diferente a tu hermano, a tus padres....a toda tu familia, por supuesto tienes astucia, pero tú no perteneces al mismo lugar que ellos, ya sé, tú serás....... ¡Griffindor!- Esa última palabra retumbó por todo el comedor, y tras un segundo, unos leves aplausos provinieron de la mesa con el color rojo. Audrey fue a sentarse en su mesa.

En frente de ella se encontraban dos personas iguales, dos gemelos, ambos pelirrojos que no paraban de hablar animadamente entre ellos, ella comenzó a remover la comida que se encontraba en su plato, no tenía mucha hambre. Mientras removía sin ilusión su comida dos personas hablando a la vez la reanimaron.

-Como puede ser posible que una Malfoy pertenezca a Griffindor- En verdad Audrey no discrepaba con ellos, y notaba unos ojos fulminándola a su espalda, pero no le hizo mucho caso y atendió a las dos personas que se encontraban frente a ella.- No nos entiendas mal.

-No tranquilos, y respecto a vuestra pregunta, sé que no es algo muy común pero en verdad no me considero igual que mi familia, es más creo que somos totalmente lo opuesto, para decir verdad.

-Eso parece, yo soy Fred y el es George.- Su gemelo la saudó con una animada sonrisa. Durante el resto de la cena, estuvieron charlando tranquilamente, acompañada de unas cuantas carcajadas.

Mientras se iba acercando el final de la cena, unas cuantas personas se iban levantando de sus lugares para dirigirse a sus dormitorios a descansar. Una vez los gemelos y ella terminaron de cenar se levantaron de la mesa de Griffindor, y se dirigieron a los pasillos.

-Bueno Fred y yo te enseñaremos el camino a la sala común de Griffindor, y así no te perderás.- Salieron del comedor y caminaron unos pasos, los gemelos iban unos dos pasos por delante de ella, de repente alguien le agarró del brazo a Audrey y la atrajo hasta esa persona.

-Que haces aquí, y porque no me habías dicho nada.- Su hermano centro la mirada en los gemelos y volvió a abrir la boca.- Y que demonios estás haciendo con unos traidores de sangre??!!?!- Al decir eso Audrey comenzó a sentir que una llama se avivaba furiosamente en su interior.

-No, te atrevas a llamarlos así, ellos me sacaron más sonrisas en una noche que tú en toda tu vida, así que cállate por una vez.- Empezó a levantarse una fuerte brisa, lo que resultaba extraño ya que se encontraban en el interior del colegio y las ventanas estaban cerradas.

-Eres increíble, como te atreves a hablarme así. Aggg, yo me marcho, paso de hablar contigo.

- Eso huye como haces con todo.- Audrey se empezó a relajarse y la brisa disminuyó.- Bueno, vamos.... Estoy cansada.- Su tono se había suavizado al dirigirse a sus nuevos amigos.

-Claro.- Fred comenzó a caminar seguido de su gemelo.- Bueno, que vienes o te vas a quedar a dormir aquí??- Comenzó a caminar junto a ellos para dirigirse a la sala de Griffindor.

-Oh, y gracias por defendernos así, es completamente cierto de que tu eres diferente.- Tiempo después llegaron a la torre de Griffindor, le dieron la contraseña a la señora gorda y esta les dio paso por el agujero que se encuentra detrás del retrato.- Bueno, por ahí se va hacia los dormitorios de chicas, buenas noches.- Fred y Audrey también se despidieron con un "buenas noches", y Audrey se dirigió a donde le dijeron. Nada más entrar en lo que sería su dormitorio durante el curso se encontró con otra chica, y esta le sonrió con amabilidad.

-Hola, me llamo Hermione.