LOST ON YOU | Timothée Chalamet

Capítulo 5

....

Pude escuchar a lo lejos un golpe, no muy fuerte, pero lo suficiente como para despertarme. Percibí con los párpados aun cerrados la baja iluminación que llegaba por la ventana.

Ugh! No puede ser mañana todavía, pasaron solo como 5 minutos.

Me removí incómoda, buscando una mejor posición, pero al instante un tirón recorrió mi cuello.

- Aay! - el quejido salió de mi boca sin poder reprimirlo.

¿Pues cómo mierdas dormí para estar así? En decir, anoche estábamos todos en la sala, viendo la película y luego...

Y luego...

No recordaba lo que venía después, solo que una ola de cansancio la derrumbó cuando estaba en el sillón, recargada en Da-

-Ya deja de moverte - soltó en murmullo mientras quitaba su mano de mi espalda. Su voz profunda me paralizó.

Espera... ¿QUÉ?

De repente fui conciente de mi alrededor. Estábamos en la sala, todavía, acostados en el sillón, lado a lado, con una de mis piernas sobre las de él y mi brazo rodeando su pecho.

- Yo... Emm... Porque estamos... Aamm... - susurro con el corazón acelerado levantando la cabeza, buscando su cara.

- Te quedaste dormida a media película y no tenía fuerza para llevarte a tu cuarto.

- ¿Y ellas?

- En tu cuarto

- ¿Y tú?

- Aquí estoy, ¿no me sientes?

Sentí el murmullo de una risa en su pecho

- No eso Dany, pensé que ibas a dormir en el cuarto de mi hermano.

- ¿Lo hubieras preferido?

Me mantuve en silencio y recargue nuevamente mi cabeza en su pecho. A los pocos segundos sentí su mano sobre mi cabello, acariciandolo lentamente.

- Se que tuviste uno ayer, no quería dejarte sola.

- ¿Cómo? No le dije a nadie.

- Nunca le dices a nadie - removió su cabeza, casi con enfado - pero yo siempre sé cuándo pasa.

- ¿Cómo? - repetí la pregunta, ahora con mera curiosidad e interés.

- Se nota en tu ojos.

- Ay, si. A otro perro con ese hueso.

- Te juro que no miento - dijo casi entre pequeñas risas.

- No te creo.

- Me ofendes

- Es que, ¿cómo esperas que lo haga? Mis iris no cambian de color con mis emociones.

- Claro que no lo hacen, pero cuando digo tus ojos no me refiero solo a los bonitos iris verdes que tienes.

- ¿Entonces?

Resopló y al segundo cambiamos de posición. Su brazo se dirigió a mi cintura para moverme con más facilidad y con el otro se ayudó para levantarse y terminar recargado. Dejándome sobre su regazo, con ambas de mis piernas rodeandolo.

Sus manos dejaron sus antiguas posiciones para colocarse en mis mejillas y acercaron mi cara hacia la suya. Sus ojos oscuros recorrieron mi rostro, analizandolo rápidamente pero a la vez a detalle. Me hacia sentir vulnerable y eso no era del todo agradable.