Capitulo 3

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Mierda.

- Lo siento, lo siento. F-fue mi culpa, no vi por donde caminaba. Y....  - solté casi balbuceando, la vergüenza corriendo por mis venas y acumulándose en mi cara. No podía ser que justamente hoy tenía que pasar esto, ¿el día podía ponerse peor? Me roban mi postre y ahora le caigo encima a alguien. Me apoye con una mano en el suelo y con otra iba retirando el cabello de mi cara cuando escuche un risa profunda que me congeló. 

No, él no. 

- Tranquila, cariño, no muerdo - dijo Timothée y yo solamente quería morirme. En definitiva, el día sí que podía ir peor. 

Sin soltar otra palabra rápidamente me quité de encima y recogí mis libros. De reojo pude ver que el se levantaba. Tenía que irme de ahí lo mas rápido posible o me iba a morir.

- Discúlpame, en serio - lo miré fijamente a los ojos. Necesitaba saber que estaba bien.

- No me ha pasado nada, no hay porque disculparse. ¿Tú estas bien?

-Si, si - respondí sin apartar la mirada. Sus ojos se veían diferente a otras veces, como si la mínima contracción de un músculo cambiara el significado de todo.-  Y-yo emmm.. tengo que irme a clase.

Me giré y comencé a caminar apresurada. Semejante estupidez acababa de soltar, no creo que a él le importara si tenía clase o no, se conocían y dirigían palabras de vez en cuando, pero nunca habían mantenido una conversación propiamente. Y justamente hoy tenía que tartamudear y ponerse como boba. 

-Lo sé - dijo el chico alcanzándola y colocándose a su lado, caminando a su ritmo. - Somos compañeros en esta clase también.

Maldita sea, tiene razón.

- Oh... cierto

- Tienes buena suerte 

- ¿De qué hablas? - cuestioné casi incrédula.

- No cualquiera chica se pone arriba de mi y luego la acompaño a su clase.

No pude evitar rodar los ojos. Ya se había tardado en decir algo así. ¿Será posible que algún día este chico pueda hablar un día sin dar referencias a sexo? Él solo río entre dientes. En serio es imposible, hablar con él no me resultaba fácil, y con lo que dice menos. A veces sentía que tratar con gente de su tipo hacía doler la cabeza. 

- Mierda - dijo en bajo 

- Ahora que?

- Tu nariz 

- Mi nariz que? - no estaba de humor como para que también se pusiera a criticar mi nariz. Lo miré y se encontraba serio y con los ojos bien abiertos.

- Esta sangrando. 

Lo que me faltaba. Con la mano me tapé la nariz. 

- No es nada - dije rápido y apresuramos el paso al salón. 

El simplemente asintió y dirigió su mirada hacia adelante, pero no volvió a hablar el resto del camino.

No era la primera vez que le sucedía algo así, desde pequeña habían ocurrido situaciones similares, sobre todo en clase de deportes. Tenia una enfermedad que no le permitía la coagulación de la sangre como se haría normalmente. En su caso era un condición leve y agradecía que no fuera algo peor, aunque algunas veces fuera molesto.

Cuando llegaron al salón ya era tarde, la sangre escurría un poco por su nariz y la maestra ya estaba dentro. 

-Buenos días, ¿tenemos permiso para entrar? - dijo Timothée 

La maestra con su expresión de pocos amigos caminó hacia la puerta analizando a los dos alumnos.

- ¿Se puede saber a que se debe su retraso? - exclamó con la mirada fija en el chico. Este apenas iba abriendo la boca cuando hablé. 

- Tropecé y comenzó a sangrarme la nariz - moví ligeramente mi mano para que pudiera ver la mancha - Timothée quería llevarme a la enfermería pero yo no quería llegar tarde a su clase.

Una pequeña mentira que valía la pena hacer con tal de no estar en problemas.

- Oh, bueno. Teniendo en cuenta en eso si, pueden entrar a la clase. - Dijo dando espacio a que Timothée pasara, pero a mi me retuvo un pequeño segundo - ¿Estas bien? - Yo solo asentí y me dejo pasar a mi también. 

Como protocolo todos mis profesores están al tanto de mi condición, ya saben, en caso de que pasara algo supieran como reaccionar.

Busqué con la mirada a Alex mientras caminaba. Al sentarme a su lado ya tenía listo un pedazo de papel que me entregó casi en seguida. Ella también sabía de su enfermedad, al igual que Andrea y Daniel.

-Continuando con lo que les explicaba antes de la interrupción, no siempre podemos afirmar que....

- ¿Porque estabas con Timothée? -preguntó en voz baja una vez que la maestra había dado la espalda a los alumnos. 

- Historia graciosa, me le caí encima.  

- ¿En verdad? ¿Cómo?

Le explique rápidamente lo que sucedió y lo que hablamos. 

- Que envidia

- ¿Estas loca?

- Quiero decir que me imagino la escena, con sus manos en tu cintura y preocupado por si estabas bien. 

- No, no solamente estas loca, también estas sorda. O solamente decidiste ignorar todo lo que te acabo de decir. Estaba mas preocupada yo que él.

- ¿Segura? -  asentí la cabeza ligeramente con confianza, cómo si resultara algo obvio.- Entonces porqué Timothée no te ha dejado de ver desde que entraste?

Eso me tomó por sorpresa y no sabía si voltear a verlo o no. No era como si girar mi cabeza mas de 90º fuera un movimiento muy discreto. Pero algo en mi interior me motivo a hacerlo. Y cuando lo hice él estaba recargado sobre su brazo, casi durmiéndose mientras anotaba algo en un cuaderno.

-Mentirosa - dije mientras le daba un ligero golpe en la pierna de mi amiga. Ella solo soltó una risita de satisfacción. 

No sabía si sorprenderme porque Alexa me jugó esa pequeña broma o porque mi estomago se contrajo un poco al saber que no me estaba viendo. 

LOST ON YOU   |  Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora