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—Despierta ya maldita basura—. La madre del peliazul habló, golpeando la cabeza del mismo con el maletín.
Éste abrió los ojos de prisa, asustado por el resiente golpe y por reflejo, cubriendo su cabeza por si otro golpe se acercaba a él. Observó con un poco de sueño a traves de las ventanas empañadas debido a la lluvia que era fuerte antes de que él se quedara dormido.
—Debí dejarte morir en algún callejón cuando naciste, no haces más que estorbar. YoHan, baja las maletas antes de que te mate—. Gritó empujando al menor quien cayó al barro y ensució su pantalón Jean azul y su maleta terminó llena de suciedad igual pero se abstuvo a reaccionar, solo se mantuvo en silencio. —Eres un bueno para nada, levántate y ayuda a tu madre con las maletas.
Mudarse a una casa lejos de la sociedad para que sus padres tengan más "inspiración" para el catálogo de jardinería. Para su nuevo proyecto, fue muy fácil de convencer a su padre ya que la fémina con solo abrir la boca todos terminaban sin autoestima y probablemente llorando.
Con HongJoong no había mucha diferencia, no podía destacar su mala relación con la señora Dee, su madre. O si se le puede llamar así, ya que siempre maltrataba del pequeño por razones que quizás se desconozcan.
El camión con las cosas para su hogar veía detrás del auto, y en cuanto ellos entraron los ayudantes empezaron a llevar los muebles al interior.
Era una casa antigua y rodeada de quizá hectáreas de árboles, con un enorme jardín seco, HongJoong aún no entendía por qué se mudaron si a sus padres—en especial a la "mujer de la casa"— no le gustaba ensuciarse, ni tocar la tierra.
El palacio Rosa se llamaba la antigua casa en la que ahora convivían. Y HongJoong sabía lo abrumador que iba a ser instalarse en una nueva casa y una nueva escuela.
Con las rodillas del jean sucias al igual que sus pequeñas manos caminó hacia la casa con cuidado de tropezar, subiendo las escaleras que por suerte estaban cerca de la puerta.
—YoHan ¿Donde carajos metiste las cosas de mis informes sobre los tulipanes?
—¡En la caja de los zapatos!
—¡Maldito imbécil!
Para tener once años recién cumplidos, HongJoong estaba acostumbrado a los fuertes insultos y golpes de su madre.
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