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"Cuenta regresiva para la hora cero: 08"

—¡Maldito idiota! ¿Crees que mereces dormir mucho más? ¡Levántate ahora mismo o voy a golpearte, inútil!—

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—¡Maldito idiota! ¿Crees que mereces dormir mucho más? ¡Levántate ahora mismo o voy a golpearte, inútil!—. Los gritos de Dee y los golpes en su puerta lo levantaron de repente.

Y era la primera llamada, ya que eventualmente a la segunda o tercera, lo golpeaba. Él abrió los ojos totalmente aterrado de que ella pudiera entrar a su habitación, se sentó sobre el colchón y mágicamente todo el sueño se había desaparecido de su cuerpo. Más solo suspiró aliviado de que la noche anterior haya dejado la puerta atascada con una de las viejas sillas. Aunque de igual forma, tenía miedo, había comenzado a temblar tan solo ante la idea de que su madre le haga daño otra vez. Se sentía cansado al colocarse de pie. La tarde anterior que regresó a casa golpeó por accidente su espalda con la de su madre al tratar de no tropezar, sus mejillas aún ardían y quizás tenían algunas marcas por las bofetadas que recibió de la mujer con anillos. Después de ello, solo se mantuvo inmóvil en un rincón del salón aguantando sus sollozos aterrado de que sea escuchado por su madre y que le fuera peor, a duras penas solo lograba parpadear mientras sentía las gotas de sangre caer de su labio resbalando por su mentón al igual que su nariz. Él lloró en silencio la tarde anterior mientras trataba de no temblar, tomando aire difícilmente al tener prohibido moverse solo quería correr pero sabía que si fuera atrapado, le costaría. Entonces, cuando sus padres salieron debido a una llamada de trabajo, finalmente pudo soltar un grito enmedio del llanto mientras se abrazaba con el cuerpo encogido, limpió sus lagrimas lo más rápido que podía y corrió a su habitación para encerrarse.

Odiaba verse al espejo así de maltratado, pero no pudo dejar de llorar la noche anterior sintiéndose desprotegido.

Cuando sus padres regresaron, estaba a punto de dormirse. Entonces el sonido del auto aparcando fuera de la casa de inmediato lo hizo actuar saliendo de de habitación corriendo escaleras abajo para tratar de huir por la puerta trasera de la casa pero ya era tarde, asi que en su desesperación desesperación logró tomar una silla del salón para atrancar la puerta. Tan pronto como se encontró arriba los gritos enfurecidos de su madre le hicieron por reflejo sentarse sentarse en un rincón de su habitación con las rodillas abrazadas,  tratando de hacerse lo más chiquito posible para no ser encontrado. Sobre todo, cuando escuchó los pasos de su madre acercarse a su habitación y él sollozó ahogado, aterrado de los golpes sin escapatoria.

Esa noche fue la peor, sentia los ojos pesados de tanto llorar mientras suplicaba ayuda. Aunque su madre no logró ingresar,  estaba seguro que no se salvaría siempre.

Caminó despacio hasta el baño en su habitación con su ropa para vestirse. Tenía hambre, no había comido en tres días pero probablemente si bajaba a la cocina le iban a pasar cosas malas. Así que solo fingió estar masticando algo delicioso como desayuno para engañarse, aunque enserio al menos debía tomar un poco de agua. No comprendía por qué las cosas eran así pero estaba seguro de que en algun momento todo iba a cambiar.  Sólo se mantuvo en u habitación pensando sobre los enormes cambios que seguramente habrían en el nuevo lugar donde se hallaban. HongJoong siempre vivió en la ciudad y aunque tuviera edad promedio, tenía un cuerpo escuálido, muy delgado, pequeño y débil para su desdicha. Por lo que un cambio de clima así de repente quizás lo enfermería. Pero no podía decirle a su madre o recibiría bofetadas por parte de ella. Ni siquiera se molestó en preguntarle a su madre sobre el desayuno quizás después tenga la oportunidad de poder robar algo de la cocina para encerrarse y comer finalmente, se había acostumbrado a ver su cuerpo sin hematomas sin excepción alguna. Por lo que simplemente después de dar una vuelta en la planta inferior para que sus padres notaran que ya no estaban en pijama subió y se encerró, cosa que favoreció según él para sus mayores, ya que estos tenían mucho que hacer.

HongJoong and the door SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora