Prólogo

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Uno, dos, tres, cuatro...


Los disparos se escuchaban por toda la casa, y por cada uno de ellos él trataba de cerrar los ojos y apretar las manos un poco más sobre el pantalón de su pijama, mientras contaba hasta el número diez, justo como su hermano le había dicho que hiciera en estos casos.


Cinco, seis, siete, ocho, nueve...


Entre el número siete y ocho el ruido de las balas habían cesado y los latidos erráticos de su corazón parecían volver a la normalidad. Ya casi...


Diez.


Unos pasos por arriba de su cabeza lo alertaron, llevó ambas manos a su boca para evitar que cualquier sonido se filtrara de esta. La puerta del sótano en donde estaba escondido se abrió lentamente y una pistola apuntó directamente a su cabeza.


-Aquí estas.




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Baekhyun siempre se sintió afortunado de tener a Chanyeol en su vida.


Incluso en ese momento cuando se les hacía tarde para ir a la escuela y su amigo no reaccionaba a sus desesperados intentos por despertarlo.- ¡Diablos Chanyeol! ¿Por qué siempre te desvelas jugando videojuegos cuando tenemos que entrar temprano a la escuela?


Estrelló brutalmente una almohada en la cara del alto que se quejó un poco antes de sentarse sobre la cama, aún un poco dormido y mirándolo con los ojos entrecerrados le regaló una sonrisa tonta que le gustó muchísimo, sintió la cara caliente y para evitar la vergüenza de sonrojarse tan temprano se dio media vuelta para comenzar a buscar en el armario el uniforme de Chanyeol.


-Tan exigente como siempre Baekkie.- la mano grande y varonil del más alto le removió los cabellos al pasar junto a él para dirigirse al baño, y Baekhyun no era quién para negar a sus ojos la maravillosa vista de su mejor amigo paseándose en bóxer exponiendo así la envidiable figura que poseía, su espalda y brazos tensándose mientras se estiraba.


Simplemente maravilloso.


Salió silenciosamente de la recamara del más alto tratando de no pensar mucho en él para que así su cara pudiera volver a la normalidad y como si de una rutina se tratase preparó ambas mochilas según sus diferentes horarios, picó algo de fruta para ambos y justo cuando terminó, el alto llegó corriendo con el uniforme a medio arreglar.


-Baek, vamos tardísimo.


-¿Y de quién es la culpa?- reprochó mientras se aseguraba de cerrar bien el departamento.


Y como una mala jugada del destino el elevador tardó en llegar hasta su piso, una vez dentro el alto aprovechó el momento para parase frente a él invadiendo su espacio personal y pidiendo silenciosamente que le arreglara el uniforme.

Love me /ChanBaek/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora