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La luz natural de la luna se filtra atreves de la ventana de Arlert. El sonido de los grillos nocturnos es tan discreto y tranquilo; que llega a ser ensordecedor.
Esta noche es demasiado fresca, cualquier otra persona lo encontraría como el clima perfecto para una noche de descanso. Para el rubio, el clima es frío, y gracias a eso, Arlert es obligado a usar una manta alrededor de su cuerpo.
Trata de hacer un vano intento de seguir escribiendo su tesis, aunque solo se queda como eso, un vano intento. Las palabras se conectan en su mente para crear un buen párrafo. Hasta que a la hora de plasmar su idea en su documento, está misma se esfuma, dejando una laguna de ideas que no se conectan.
Suspira por lo bajo, para luego darle un sorbo a su chocolate caliente. Tendría que agradecerle más tarde a Mikasa por tomarse la preocupación de hacerle algo de beber para su noche en vela.
Cierra el documento donde se encuentra su trabajo actual, por lo visto, su tesis tendría un poco.
Al pasar unos minutos, se da cuenta de que el chocolate caliente se ha acabado. Aparta su ordenador lejos de el, para luego encaminarse directo a la cocina de su departamento, con el cuidado de no poder despertar a Mikasa o a una de sus dos compañeras.
Probablemente era mas de medianoche cuando una llamada entra al teléfono de Arlert. Por lo que veía en la pantalla, el número era desconocido.
Rechazo la llamada, aunque rápidamente entraron otras tres del mismo número. Sea quien sea, al parecer tenía mucha prisa en hablar con el rubio.
Contesto el celular con intriga en su mente. ¿Quien carajos llamaría a mitad de la madrugada? Con resignación contesta el número, esperando que solo sea un número equivocado.
─Gracias a Dios que me contestas Armin...─ los ojos de Arlert se habren con sorpresa al escuchar la voz detras de ese número desconocido.
Era Eren
Es lo único que pasa por la mente del pobre rubio quien se encuentra en un ligero estado de shock.
Habian pasado dos años desde que habia visto o siquiera hablado con Jaeger. El castaño con el paso de lo días solo se habia vuelto un recuerdo triste de lo que alguna vez fue su amistad.
Y ahí estaba, parado en medio de la cocina, escuchando la respiración calmada de Eren en la llamda.
El silencio en la llamada perdura por unos segundos. Segundos que para la desgracia del rubio son casi eternos; o al menos así es hasta que Jaeger rompe el silencio.
Armin... ¿Podrías hacerme un favor─ Esas son las palabras de Eren, y Arlert solo piensa en por que el castaño lo llama a tal hora la noche . . . .
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Amo a estos dos, y de ahuevo que quiera hacerles un fanfic choto. Cómo de que no
