Querido lector,
Mi nombre es Lady Whistledown. Usted no me conoce y tenga la seguridad de que nunca lo hará, pero le prevengo, querido lector, yo sí que le conozco a usted. Incluso me aventuraría a decir que le conozco demasiado bien y, a veces, me...
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Querido lector,
Me complace anunciarle que ha llegado el momento de hacer nuestras apuestas para la inminente temporada social. Siento cierto interés por saber qué jovencitas serán capaces de atrapar un buen partido antes de que finalice la temporada. No deseo mentirle, esta autora ya ha escogido a una de las jóvenes como su favorita y espera no ser desilusionada.
Si bien es cierto que los londinenses estaremos observando cada uno de los movimientos de las familias de la alta sociedad, no debemos engañarnos, todos los ojos permanecerán puestos, en especial, en tres sonadas familias.
Por un lado, tenemos la casa del barón Featherington. Insólitamente, las tres señoritas han sido colocadas en el mercado matrimonial como animales tristones de granja por una madre carente de gusto y de tacto. Nada que ver con la casa de la viuda vizcondesa Bridgerton. Una familia sorprendentemente abundante, famosa por su despliegue de hijos apuestos e hijas preciosas. ¡Tanta productividad por parte de la vizcondesa y el difunto vizconde es de agradecer para la vista de esta autora!
Aún así, si hablamos de verdadera belleza, querido lector, es sabido en todo Londres que no hay joven más dotada de hermosura que aquella que posee el apellido Avery. En la casa del vizconde Avery, por desdicha, la más mayor de las hermanas será la única en hacer su debut en el mercado matrimonial esta temporada. A pesar de que todas son absolutamente encantadoras y les sería muy sencillo hallar un pretendiente, lastimosamente, no parecen estar dispuestas a casarse tan jóvenes. No obstante, esta autora no se siente consternada con la decisión del vizconde, porqué la naturaleza de la señorita Hemera Avery logrará fascinar a todos los hombres solteros. ¡Ah, querido lector, cuánta perfección en una sola alma humana!
No he encontrado mejor forma de concluir este artículo que con un breve preámbulo. Se ha dicho que de todas las perras vivas o muertas, una mujer que escribe es la más canina. De ser cierto, a esta autora le encantaría enseñar los dientes. Mi nombre es Lady Whistledown. Usted no me conoce y tenga la seguridad de que nunca lo hará.
