El chico pelirrojo estaba recostado en el sofá sobre su espalda, suspiró profundamente, probablemente en este momento todos los chicos deben estar en casa de mamá Jin, todos menos él y todo a causa de Jimin, suga no creía poder estar cerca de él por más tiempo controlando sus impulsos, él no tenía idea de cuando había comenzado a sentir algo más por Jimin, pero lo que si sabía era que el sentimiento se había vuelto demasiado fuerte, y que cada vez le costaba más controlarse frente a Jimin, por eso se había perdido la cena de Navidad de Jin.
—Como te odio pequeña lindura— se dijo a sí mismo en voz tan baja que apenas se escuchó.
El timbre sonó interrumpiendo su profunda reflexión, perezosamente se levantó del mullido sofá hacia la puerta, la abrió y se quedó helado con lo que vio, una enorme caja de color azul cintas amarillas descansaba en el portal, se asomó para ver si había alguien más pero solo estaba la caja, cerró la puerta tras de sí y volvió al cómodo sofá, aunque no duró mucho la curiosidad pudo más, se levantó, abrió la puerta otra vez y la caja seguía ahí , la tomó por los extremos y la arrastró hacia adentro de la casa, a diferencia de lo que pensó la caja entró perfectamente por la puerta aunque estaba un poco pesada, la examinó minuciosamente no tenía más mensaje que *sorpresa YoonGi
—Feliz navidad YoonGi, te amo mucho — gritó Jimin desde el interior de la caja “te amo mucho” era algo que Jimin le decía frecuentemente a suga, sin comprender lo que sus palabras causaban en el corazón del contrario, por su parte Jimin esperaba que algún día sus palabras fueran devueltas por el chico pálido.
—Ji… Jimin… ¿qué estás haciendo aquí? ¿no deberías estar en la cena con los demás?
—Sí, pero no podía estar tranquilo sabiendo que mi hermoso hyung estaba en su casa solo, en navidad así que decidí traerle un regalo, a mí.
—Jimin no puedes ir dándote como regalo por ahí— dijo suga haciendo que el semblante de Jimin se oscureciera.
—¿No te gustó el regalo? Y tanto que me esforcé incluso Tae me ayudó a medir tu puerta — Jimin hizo un puchero tenia la esperanza de que su hyung estuviera más emocionado con su regalo, había venido decidido a confesarse esta noche, no esperaba un rechazo por parte del blanquecino.
—Me gustas, digo… si me gustó el regalo, es solo que me sorprendí— se excusó rápidamente suga devolviéndole la sonrisa a Jimin haciéndolo sonreír también, Jimin es el motivo de esa sonrisa aunque él no lo supiera era el motivo por el cual suga despertaba cada mañana, Jimin no sabía como continuar el momento, si darle el pastel que dice Te Amo o salir de la caja en donde dice Te Amo, Jimin maldijo en su interior por ser tan tímido, le tendió el pastel a YoonGi y este también sonrió.
—Yo también te amo Jiminie— él puso el pastel en la mesa, entonces Jimin se decidió, fue y abrazó por la espalda al otro chico en la habitación a quien pareció no molestarle en absoluto.
—Hyung— dijo en el oído del otro — ¿tu… me quieres? — suga se quedó helado una vez más, esta vez por el tono que había usado Jimin en su pregunta demasiado… sugerente.
—P… por supuesto que te quiero babo, mucho más de lo que te imaginas— Jimin sonrió aunque suga no podía verlo porque estaba demasiado ocupado recogiendo todo el desorden que el regalo de Jimin había dejado y era un trabajo aún más dificultoso con Jimin pegado a su espalda demasiado pegado a decir verdad, podía sentir el miembro del otro chico presionando contra él, todo esto lo había confundido más, Jimin le había dicho te amo más veces de lo normal en menos tiempo.
—entonces hyung si me quieres— Jimin no terminó su oración ya que introdujo sus manos bajo la camiseta de suga acariciando toda la longitud de su espalda, provocándole escalofríos a suga que se repetía a si mismo que guardara la calma *Jimin solo está jugando, lo nuestro no puede ser, los dos somos chicos, lo nuestro no puede ser, lo nuestro no puede ser, lo nuestro no puede ser, lo nuestro no puede* su voz interna se calló en el instante en el que Jimin puso sus labios sobre los de suga quien no tardó en corresponderle siguiendo el exigente ritmo de Jimin, quien no tardó en delinear los labios del más delgado para darle paso a su lengua, cuantas veces había fantaseado con esto, por cada noche desde que conoció a suga y por fin lo estaba haciendo, por fin estaba poseyendo el objeto de sus más profundos deseos, por fin estaba besando los labios de suga, con los que había tenido los sueños más hermosos de su vida.
