Otra vez
Otro día comiendo mientras la atmósfera de soledad me envuelve y me derrota.
Y acabo llorando.
De nuevo.
¿Y de qué sirve eso si solo comparto mi tristeza con una cocina desordenada?
Las cosas no van bien, para nada.
Dos mujeres más viven en mi casa.
Mi madre y mi hermana.
¿Y eso que?
De todas formas me siento sola y patética.
Hace unos pocos segundos me volví a dar cuenta de que probablemente mi madre piense que no sirvo para nada.
Eso me molesta.
No la juzgo, pues yo misma me siento en una pausa sin miras a continuar.
Tal vez es como si no supiera como hacerlo.
Como si la solución fuera nombrada por todos, pero a la vez suene tan desconocida para mí.
Y si me siento tan mal, no necesito que me juzgue una persona que no soy yo.
Mucho menos que me juzgue una persona que vive conmigo, pero que no es capaz de comprenderme.
Y si no se da cuenta de cuando tengo un terrible dolor de cabeza, ¿cómo se podrá dar cuenta de que libro una lucha con la nada y con el todo?
¿Cómo se dará cuenta de que comer sola es lo que más odio en el mundo?
Ya me pasó dos veces seguidas, que estoy comiendo en su compañía, y que de repente le surge algo urgente por hacer (que por cierto, ha tenido todo el mes para hacer, y que tendrá todo el que viene para hacerlo), y de repente, me abandona.
Me deja comiendo en una soledad terrible.
Podrá sonar estúpido y tonto para muchos.
Pero para mí no.
Porque yo lidiaba con eso con mi padre sentado a mi lado.
¿Y cómo quiere que libere esa soledad estando solamente yo?
Pero claro que no le importa.
Como muchas cosas de las que hago, o pienso.
Es probable que mientras más lejanas sean las personas, más le interese a mi madre saber sobre ellas.
Como su hermana, lo que pasa en su vida, y con sus hijos, en vez de lo que pasa en su familia de verdad.
En lo que pasa con las personas que odia y que la odian.
Y en lo que piensa su jefa, y una señora amable, pero lejana.
Y probablemente no le importa la hipocresía que muestra con todos.
Como cuando difunde ante todos que los sentimientos deben expresarse en el momento en el que se los siente, pero que niega a su hija un beso en frente de sus sobrinos, por afán de ridiculizarla, y de mantener una reputación sin sentido.
Cuando dice que será más amable con sus perros, pero llega a gritarles y a apartarlos cuando se acercan en busca de una caricia gentil.
Como cuando dice a los demás cuánto ama a sus hijas, pero que nunca llegan esas palabras a sus oídos.
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La vida y la muerte
RandomLa muerte de un familiar es devastadora. Pero la muerte de mi padre, fue tan caótica que no podría ponerla en una sóla oración. Tan malditamente dolorosa y desoladora, que no muchos podrían entenderlo. Después de la terrible noticia, de los lament...