Fiesta

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Me lo debes. Sin mi ayuda, sin mí, estarías muerto.

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-Mi dulce muñequito. El mundo es todo nuestro. Te lo daré todo. Lo gobernaremos, solo nosotros dos.

-¿El mundo entero?

-Todo. Arrancaré cada pedazo de este mundo y te lo daré a ti.

-Eso es imposible, Tooru...

-Lo haré posible.

Tobio abre los ojos, casi sintiendo el toque de ese hombre. Ha estado soñando con Oikawa durante los últimos días, algunos de los sueños son más como recuerdos de una época en la que Oikawa no era un sádico. Él sabe lo malo y sádico que puede ser Oikawa, pero prefería soñar con la protección que le había dado en lugar de tener pesadillas por su culpa.

Mira alrededor de la sala de estar. Está durmiendo en el sofá con los gatos, cubierto por una manta suave que no recuerda haberse puesto. Quizás, la puso Nicolas. Hablando de él, la casa está en silencio, así que supone que está en su trabajo. El sol se filtra por la ventana y su luz es cálida y acogedora. Tiene ganas de volver a quedarse dormido, por lo que cierra los ojos. Pero suena el timbre.

Tobio deja escapar un gruñido y se levanta. Oye un suave maullido de uno de los gatos, pero no puede detenerse y hacerle algún mimo porque el timbre sigue sonando. Tobio camina hacia la puerta y la abre. Es el hermano de Hirugami.

-Hola - dice Sachirou. -Necesito ayuda, pero mi hermano está fuera trabajando. ¿Quieres ayudarme en el refugio?

Tobio reacciona lentamente, todavía afectado por la somnolencia. Lo despierta un suave guau, Sachirou ha venido con un perro. El animal camina hacia él y comienza a olerlo, y Tobio retrocede.

-No te preocupes - dice Sachirou, acariciando al perro. -Es un buen chico. Y bien, ¿quieres venir conmigo?

-Supongo... Tengo que cambiarme primero. Si no te importa, quédate afuera - Tobio mira al perro. Parece amable, pero está acostumbrado a los perros callejeros abandonados. Y ya está escuchando a Kei gruñir. -A los gatos no les gustará que entre.

-Esperaré aquí.

Tobio deja a Sachirou y al perro y va al dormitorio. Nicolas le ha prestado algunas de sus ropas, por lo que se las cambia. Coge su chaqueta y vuelve a cruzar el pasillo. En la puerta, se da vuelta para ver a los gatos que lo están mirando desde el sofá. Le maúllan y Tobio se siente mal por dejarlos, aunque sea solo por unas horas.

-Estarán bien - dice Sachirou. -Tienen suficiente comida; ellos mismos sabrán mantenerse.

-Sí... pero es triste - Tobio sale de la casa y cierra la puerta detrás de ellos. -Entonces... ¿al refugio, dices?

-Sí, estamos recibiendo nuevos animales debido a las inundaciones. Algunos de ellos están heridos, pero eso es cosa mía. Puedes ayudar con los demás que están perdidos, necesitamos encontrar a sus dueños. Me llevo a Koutarou porque le encanta jugar con otros perros. Los ayudará a estar mejor - Sachirou le presta la correa. -Va, llévalo.

-¿Qué...? ¡Pero no sé cómo pasear a un perro!

-Es lo suficientemente paciente, se comportará.

Tobio toma la correa y, afortunadamente, Koutarou mantiene la calma. Incluso parece que le está sonriendo. Con un suspiro, Tobio se calma. Puede hacer esto, es solo un perro. Tobio comienza a caminar y Koutarou lo sigue fácilmente.

Bajo la TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora