Capítulo 2 "Melancolía"

16 3 1
                                    


Desde el día en que Atsushi le declaró sus sentimientos a Kyouya,

Atsushi estuvo encerrado en su cuarto. Tomó una pistola que tenía guardada en la cajonera de la mesa pequeña del velador que estaba junto a su cama:

-Ya no aguanto esto... -con una voz melancólica, mientras posó el cañón de la pistola en su sien-. ¡Odio mi vida! -exclamó, e intentó apretar el gatillo, pero dudó en hacerlo-. Doy asco. -tras decir eso guardó la pistola.

Sus pensamientos autodestructivos, invadían su mente constantemente. El autoracismo no le permitían aceptarse a sí mismo, el trabajo siempre fue el primordial medio de desahogo, cuando no podía desahogarse, seguía intentandolo con la pistola, pero ya comenzaba a serle una estúpida rutina. "Esto es una estupidez", pensó.

«Estoy cansado de vivir, pero tampoco tengo el valor de escapar de esta maldita vida. Quiero dejar de existir» estas palabras seguían merodeando en su cabeza.

La última vez que le confesó sus sentimientos a Kyouya, perdió fuerza y motivación para seguir adelante con su vida. Como si toda la fuerza la hubiese colocado en esa valentia que tuvo al decirle esas palabras.

El recuerdo de lo sucedido apareciendo en su mente en todo momento, sintiendose avergonzado de sus sentimientos por otro hombre, el cual no podian ser correspondidos provocó que su depresión avanzara.

-Tan solo quisiera dejar de ser tan miserable...-murmuró lamentandose a sí mismo mientras cubría su rostro con ambas manos.

Sonó el teléfono, Atsushi no reaccionó al sonido por estar sumido en la desesperación.

Hasta que luego de media hora, intentó recomponerse y tomó su celular. Tenía varios mensajes y llamadas perdidas de gente interesado en su trabajo, y de conocidos.

-Seguiré intentandolo...-se dijo a si mismo sintiendo el peso de su alma en pezados en sus hombros.

Mas tarde, continuó solo en ese oscuro y espacioso cuarto de una antigua mansión acompañado de muebles antiguos y costosos. Tomó su laptop y continuó trabajando como siempre.

-Me pregunto qué habrá querido decirme en esa carta ese viejo....-se le vino ese pensamiento mientras ordenaba los archivos en su laptop- Después de todo, me fui sin tomarla. No tiene mucha importancia creo...

Estoy tan cansado...-murmuró mientras suspiró y continuaba trabajando con su laptop.

Volvió a sonar el teléfono...
Atsushi contestó la llamada.

Atsushi: ¿Sí?

Shiraishi-kun... No es buena idea que ignores esto ¿¡Acaso quieres perderlo todo!?

Atsushi: Sawada...
¿De qué hablas?
Nunca he tenido nada.

Sawada: Casate con mi hija y la deuda que te dejó tu padre se saldará.
Nunca podrás saldar la deuda por tu cuenta.
Solo si te casas con mi hija podrás hacerlo.

Atsushi: Mi respuesta es un rotundo NO.

Sawada: Terminarás peor que tu padre si sigues así...

Atsushi cortó la llamada interrumpiendo a Sawada.

-Que molestia. Sabía que no tenia importancia... -decepcionado de recibir esa llamada continuó trabajando sin estar conciente de la hora, por estar encerrado en su oscuro cuarto con las ventanas cerradas.

Al mirar el reloj, se sorprendió que ya había amanecido. Toda la noche se la pasó solo siendo alumbrado por la luz que reflejaba la laptop.
Los ojos de Atsushi tenían ojeras muy pronunciadas por no comer, ni dormir bien por tener tan ruidosos sus pensamientos.

Se levantó y luego salió para ir a la oficina a trabajar.

Entró Atsushi al edificio donde trabaja, gente de trabajo notando su presencia lo saludaron con respeto.

-Señor Shiraishi, buenos días ¿cómo ha estado? Vengo a traerle el resumen de ventas de este mes. -Uno de sus empleados, notando las ojeras de Atsushi pero intentando demostrar que no lo ha notado para que no le regañe su jefe.

-Déjalo en mi oficina-tomandole poca atención se dirigió directamente a su oficina a seguir haciendo trámites.

-Señor Shiraishi, hace días que una persona está queriendo verlo. Solo nos dijo que es alguien que usted conoce, no nos dio datos, y preguntó
"Cuándo tendrá libre..." -esperando la respuesta de Atsushi.

Atsushi estaba murmurando unos números, como si estuviese calculando, por lo que tardó en responder.

-¿Era un hombre mayor?-le preguntó a su empleado mientras anotaba algo en un papel.

-Era una mujer... Señor.

-Hmm... ¿Una mujer? -pensando quién podría ser. Miró a su empleado con sus ojos cansados pensativo mientras sostenía una lapicera cara dando golpesitos en la mesa- ¿Una mujer adulta?

-Eh... no lo creo, Señor.
Se veía joven.
Como unos 20 años, creo...-pensativo.

-Una mujer joven... -intrigado- ¿Quién podría ser?
Dile que para el mediodía si tiene algun asunto importante.
Si no es nada sobre trabajo, que no se moleste en venir.
-continuó concentrado haciendo cuentas.

-Sí, Señor. Cuando vuelva se lo diré como usted dijo-hizo una reverencia de respeto y salió de la oficina.

Alguien golpeó el vidrio de la puerta de la oficina de Atsushi intentando llamar su atención.

Atsushi se encontraba concentrado con las cuentas por lo que ignoró todo a su alrededor.

Aquella persona volvió a intentar llamar su atención, como no tuvo éxito, se metió sin permiso.

-¡Oye! -exclamó intentando que Atsushi notara su presencia.

Atsushi se desconcertó al oír que alguien le levantó la voz. Una voz femenina, y miró a esa dirección.

-¿Quién te dio permiso para entrar de ese modo? -se sorprendió un poco y sus ojos se abrieron un poco al notar que era la hija de Sawada, pero intento actuar profesional-
¿Qué se te ofrece? -mientras apoyó ambas manos unidas en su escritorio.

-¿¡Por qué me ignoras los mensajes y llamadas!?
Estoy esperandote, Atsushi... pero...
¿Hasta cuándo seguirás rechazandome?
Si te casas conmigo, no tendrás que seguir trabajando solo para saldar una deuda.

Atsushi se quedó mirandola por unos cuantos segundos en silencio.

-Srta. Sawada, ¿Solo para eso vino? -hizo una pausa- mire esa puerta-le señaló con el dedo hacía la puerta, y ella miró donde señaló- Hagame el favor de salir por ahí. Estoy trabajando.

La Srta. Sawada se sintió ofendida por el comportamiento de Atsushi tratándola como una molestia y lo miró dolida y decepcionada.

-¿¡Cómo te atreves a tratar así a una mujer!?-le exclamó dolida-
¿¡Hasta cuándo seguirás rechazando nuestra propuesta!?
Nisiquiera leíste la carta...
¿¡Seguirás así hasta pudrirte!? -intentando contener las lágrimas en sus ojos.

Atsushi le volvió a señalar la puerta para que salga sin decirle ninguna palabra, seguía haciendo unas cuentas.

La Srta. Sawada lo miró molesta y dolida, y se fue frustada cerrando la puerta con fuerza.












Hateful LoveWhere stories live. Discover now