Taeyong

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Doyoung caminaba rápidamente por las calles de la ciudad, su corazón colgaba de un hilo con solo pensar en que en cosa de minutos iba a llegar.

Se paró frente a la casa, vio el número y era exactamente el que Yoonoh le había pasado. Si tenía suerte, después de golpear la puerta, aparecería Taeyong detrás de ella.

Sus manos temblaban y estaban frías, con un nudo en la garganta golpeó un par de veces la puerta y esperó unos segundos que le parecieron eternos.

Espérame un momento que están golpeando la puerta, luego te llamo —su pulso se aceleró y miraba la puerta con tanta intensidad que pareciera ver a través de ella—. ¿Diga? —escuchó la voz que tanto extrañaba, para luego ver como se abría la puerta, dejando ver su cuerpo detrás de esta.

Ambos se quedaron mirando, Doyoung tenía la mirada fija en los ojos del mayor y Taeyong con el seño un poco fruncido miraba cada facción de su rostro.

Taeyong retrocedió, el menor entró a la casa y cerró suavemente la puerta.

N-no puede ser real —se acercó a Doyoung y lo rodeó en un abrazo—. Si esto es un sueño, no quiero despertar nunca.

Estás despierto Taeyong —hundió su rostro en el cuello del recién nombrado, dejando que su esencia le inundara completamente—. Estamos despiertos —apretó aún más el abrazo.

—Eres un hijo de puta —dijo mientras las lágrimas no dejaban de brotar de sus ojos.

—Lo soy...

—Por favor no te vayas...

—No me iré, no volveré a irme —Taeyong estalló en llanto, escondiendo su rostro en el cuerpo del menor. De a poco fueron acercándose al suelo para luego sentarse en este, Doyoung con la espalda apoyada en la pared y Taeyong sentado encima de sus piernas, con su rostro escondido en su cuello.

Doyoung subía y bajaba su mano por la espalda del contrario, calmándolo poco a poco. Taeyong sacó su rostro de donde lo tenía escondido y miró a Doyoung a los ojos.

—Tienes una esposa, una hija, tienes una familia —dijo mientras jugaba con el pelo del menor.

—¿Crees que no pensé en eso? Jinri va a firmar los papeles del divorcio, Jisoo lo entenderá... crecerá más feliz viendo a sus padres felices —dejó su mano en la mejilla del contrario y con su pulgar la acariciaba suavemente—. ¿No has salido con nadie?

—Lo intenté... —suspiró—. Pero habiendo estado contigo, nada se asemejaba, nada cumplía mis expectativas.

—Han pasado 6 años...

—Y nunca te he logrado sacar de mi cabeza.

—No me he olvidado.

—¿De qué?

—De que dijiste que nunca dejarías de amarme.

—No mentí.

—Taeyong, de verdad, lo siento mucho.

—No te sigas disculpando, que me vas a hacer llorar de nuevo.

—Perdón...

—Pensé que nunca te iba a ver de nuevo, que me iba a morir esperándote.

—Pensé lo mismo... —suspiró.

—¿Qué te hizo pensar en divorciarte? Tenías la vida resuelta.

—Jinri... yo le dije que no, que no lo hiciéramos. Pero ella me dijo que mi felicidad iba primero y que ella iba a pedir el divorcio por más que yo me negara... creo que maduré, ¿sabes? Me hizo ver que siempre hice todo bajo el mando de mi padre y... quiero vivir mi vida, no la de alguien más.

—Necesito conocer a esa mujer —sonrió.

—Fui suertudo en tenerla como esposa, de no ser ella no sé si hubiera aguantado todo... perdón por hacerte sufrir.

—Yo tuve el dolor de perderte, pero tú tuviste el dolor de perderme y aparte la presión de no decepcionar a tus padres y de ser un padre de familia. No sólo yo sufrí, Doyoung.

—Nadie me apuntó con un arma para tomar la decisión que tomé.

—Quizás físicamente no hubo ninguna amenaza, pero son años que te han ido presionando desde dentro, desde tus pensamientos... deja de culparte —dejó ambas manos en el cuello del menor y se acercó a su rostro—. Dejemos de pensar en el pasado y concentrémonos en que ahora te tengo a mi lado.

—Siempre tan dulce... han pasado años y no has cambiado.

—Y tú tampoco... ¿vamos a mi habitación? Mi cama es más cómoda que el piso de mi casa —ambos se levantaron y caminaron por la casa hasta la habitación más grande que había, Doyoung se sentó en la cama y Taeyong le siguió acomodándose a su lado—. Te he extrañado mucho —dijo tomándole del mentón y acercándose de a poco a su rostro.

—Y yo a ti —se quedó quieto, dejando al mayor acercarse aún más.

—Déjame besarte —Doyoung no respondió y simplemente cortó lo poco que quedaba de espacio entre ellos, para juntar sus labios. Taeyong se fue levantando hasta que se sentó en las piernas del menor, Doyoung dejó sus manos en la cintura del contrario, quien dejó las suyas en su cuello.

Taeyong movió sus manos hacia su cabello, donde entrelazaba sus dedos estirando y soltando los mechones con los que se iba topando.

Sus labios se movían encajando perfectamente, pequeños chasquidos se escuchaban cada vez que el contacto se cortaba, para luego ser retomado al instante.

Sus respiraciones eran fuertes pero pausadas, y sus ojos se mantenían cerrados, incrementando la magnitud en la que sentían y escuchaban.

Era notorio que eran almas gemelas que llevaban años sin verse.

Cortaron el contacto después de un tiempo, para dejar sus frentes juntas y sonreír ante lo recién ocurrido.

Probablemente se iban a enfrentar a muchos problemas, pero sabían que nada los iba a dañar más que el tiempo que estuvieron separados.

Pero el dolor es el precio que pagamos a cambio de amar.

Y si pudieron salir adelante después de eso, podrían salir adelante con todas las dificultades que se les atravesaran.

Porque si lograron vivir con un corazón roto, podrán vivir con dos corazones funcionando a la vez.

「✓」1978Donde viven las historias. Descúbrelo ahora