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" Tᴇ ᴄᴏɴᴏᴄí ᴇɴ ʟᴀ ᴏsᴄᴜʀɪᴅᴀᴅ
Tᴜ́ ᴍᴇ ᴇɴᴄᴇɴᴅɪsᴛᴇ
Tᴜ́ ᴍᴇ ʜɪᴄɪsᴛᴇ sᴇɴᴛɪʀ ᴄᴏᴍᴏ sɪ
Yᴏ ғᴜᴇʀᴀ sᴜғɪᴄɪᴇɴᴛᴇ. ''

Los rayos del sol que entraron por su ventana cayeron en su pequeño rostro, abrió sus ojos miel parpadeando en el proceso tratando de ahuyentar la molestia en ellos por la luz sin mucho éxito. Dio un bostezo empezando a levantarse observando el espejo que colgaba en la pared de frente suyo viendo sus dorados cabellos en distintas direcciones, los leves restos de saliva seca en la comisura de sus labios y unas ojeras no muy marcadas, tendrá que dormir más temprano; no puede desvelarse como la noche de ayer leyendo si no quiere que su padre lo descubra pero no pudo evitarlo. Su padre lo había puesto a leer muchos libros educativos, le gustaba leer, demasiado, pero no con la ansiedad al tope pensando en que tenía que terminar mínimo 10 paginas o incluso 20 en el tiempo menos posible y a parte memorizarlas pues Francis le preguntaría para confirmar si lo había obedecido o tendría que darle otra lección. Por supuesto, que en esas ocasiones terminaba salvándose de él ya que pudo heredar una muy buena memoria pero aún así era muy cansado, no obstante pudo en la madrugada entretenerse con una novela policiaca que encontró entre los tantos libros de la pequeña librería que tenían ellos. Y aunque no hubiese podido dormir demasiado, se sentía bien por haber leído algo más.

Llevó sus manitas a sus ojos tallándolos con suavidad y volteo hacía la mesita de noche que tenía a un lado de su cama viendo la hora en su despertador, era temprano. Aún tenía tiempo para desayunar algo y prepararse para su primer día en el kinder, ¿Qué si estaba nervioso? Algo. Tenía nervios de hacer algo mal, de hacer algo que su padre le había dicho que no hiciera y lo castigara pero haría lo posible para no cometer estupideces como el decía, se deslizo hasta la orilla de su cama y bajo sus piecitos, colocándose sus pantuflas y después de darse un estiro, se levanto empezando a hacer sus cosas lo más suave y tranquilo que podía aunque no sabía si sus padres se encontraban en casa por su trabajo no quería arriesgarse.

Nathaniel; para sus 5 años ya era un niño muy maduro y avanzado, sabía muy bien que hacer y que no, que estaba mal y que estaba bien, sabía cuidarse solo, hacerse pequeñas recetas para poder alimentarse, escribir, leer, sumar, restar, multiplicar, dividir, era muy inteligente y sabio pero lo que tenía de avanzado lo tenia de tímido y cerrado. Hablaba muy raras veces, no tenía amigos, no jugaba, ni siquiera con su melliza pero no es que el no quisiera, por supuesto que quería pero su padre decía que no tenía tiempo para eso y que mejor se pusiera a resolver los acertijos que le había puesto que andar pensando en tonterías. Y claro, Nathaniel no insistía más, nunca comprendió por qué sus padres parecían detestarlo, por qué su padre era muy duro con el y por que lo golpeaba, el decía que era por su bien, que tenía que hacerlo fuerte y duro y que si lo contradecía más empeoraría, tampoco entendía por qué su madre le obligaba a tomar unas pastillas cada cierto tiempo pero le dolía aveces la brusquedad con la que se las metía a la boca, sin cuidado y sin paciencia. Mucho menos entendía por qué ambos le recordaban todo el tiempo que nunca debía decir nada sobre aquel signo que portaba en su muñeca izquierda y que debía siempre ocultarlo o de lo contrario a parte de los golpes que le darían, lo dejarían encerrado sin comer 3 días enteros aunque esa parte realmente no le veía lo grave pues ya han sido varías veces que lo encierran toda la tarde con el estómago vacío.

En cambio su hermana, Amber. Con ella todo era muy distinto, le tenía celos mas no la odiaba, era su hermana melliza y aunque pareciera que hubiese una barrera entre ellos por culpa de Francis y Adelaida, algunas veces Amber hablaba con el o lo invitaba a jugar pero siempre era ignorada por Nathaniel aunque desease aceptar, Amber era...La preferida de ambos, le daban todo, le daban el amor y cariño que deseaba recibir aunque sea 5 minutos, incluso hacían espacio en sus trabajos para pasar tiempo con ella, llevarla al parque o comprarle un helado o simplemente pasarla en la sala viendo películas y comiendo palomitas o chucherias riendo a carcajadas. No lo iba a negar, sentía un dolor en el pecho al ver aquello y ver que para sus padres era como si no existiera.

𝗔 𝘁 𝗮 𝗱 𝗼 𝘀  (pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora