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" Hɪᴊᴏ ᴅᴇʟ ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ
Dᴇᴊᴀ ʏᴀ ᴅᴇ ʟʟᴏʀᴀʀ
Jᴜɴᴛᴏ ᴀ ᴛɪ ʏᴏ ᴠᴏʏ ᴀ ᴇsᴛᴀʀ
Y ɴᴜɴᴄᴀ ᴍᴀ́s
Tᴇ ʜᴀɴ ᴅᴇ ʜᴀᴄᴇʀ ᴍᴀʟ.''

— Puede pasar a verlos, señor Scott —Hablo de manera tranquila el médico que había atendido a su esposa hace unas cuantas horas— Felicidades, son mellizos, niña y niño. Ambos completamente sanos y fuertes.

Francis Scott, aquel hombre castaño oscuro sonreía con las emociones a flote. Al fin podría decir que era padre después de 9 largos meses al lado de su esposa apoyándola en todo momento, estaba feliz, demasiado feliz, no solamente había tenido a una niña que seguramente se convertiría en su princesa consentida, si no también a un niño, a un hombre, anhelaba ya el día donde lo vería convertido en un fuerte y grande alfa como él, al lado de una hermosa omega y con sus nietos. Okay, tal vez se estaba yendo por las ramas pero no podía evitarlo.

— ¿M-mi esposa? —Murmuró poniendo su atención al médico, a pesar de la felicidad que sentía de saber que sus cachorros ya habían nacido estaba preocupado por su omega, no la había visto desde hace horas.
— Tranquilo, se encuentra bien; ahora mismo está descansando. El parto fue muy cansado para ella pero todo salió a la perfección —Apretó sus labios en una leve sonrisa al escuchar un suspiro de tranquilidad venir del castaño oscuro en frente suyo— Acompáñame por favor, lo llevaré a verla a ella y a sus hijos

 El parto fue muy cansado para ella pero todo salió a la perfección —Apretó sus labios en una leve sonrisa al escuchar un suspiro de tranquilidad venir del castaño oscuro en frente suyo— Acompáñame por favor, lo llevaré a verla a ella y a sus hijos

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La habitación olía a químicos y medicinas pero era soportable; además el único olor que reconocería desde lejos y permanecería en su nariz sería el de rosas que prevenía de su omega. Adelaida, una preciosa mujer de cabellos rubios y lacios con unos profundos ojos verdes se encontraba reposando en la camilla, se notaba agotada y agitada con sus mejillas rojas y la frente sudorosa pero mostraba una sonrisa de oreja a oreja que reflejaba lo feliz que se sentía mientras cargaba a sus dos cachorros en sus brazos que estaban envueltos en dos mantas. Subió su mirada hacía el beta que la atendió y a su alfa que no paraba de soltar feromonas llenas de emoción y felicidad por todo el sitio.

— Francis...—Depositó un beso en su cabeza nada más se acercó lo suficiente a ella y se sentó en la silla que estaba a un lado.
— ¿Cómo te sientes, querida?
— ¿Tú como crees? —Arqueó una ceja la omega diciendo aquello con un toque burlón que después fue cambiado por unas pequeñas risas que contagiaron a su alfa— Muy feliz, me siento muy feliz...

Adelaida notó como su esposo miraba atento las dos pequeñas mantas en sus brazos sabiendo que quería verlos de una vez por todas, así que con cuidado empezó a inclinarlos hacia el dejando ver los regordetes y angelicales rostros de sus cachorros — Muy bien...—Murmuró dulcemente hacía ambos que se removieron soltando pequeños quejidos— Nathaniel y Amber es momento de conocer a papá...

Francis estaba maravillado, ambos eran preciosos. Aunque sabía muy bien que con el tiempo se afilarían y moldearían sus rostros, si lo agarrasen desprevenido podría confundir a ambos si no fuese por sus distintos ojos, verde esmeralda y miel. No podía sentirse más afortunado, amplió su sonrisa al ver a la recién nacida balbucear y llevar su pequeña manita izquierda hacia el, Francis rápidamente la tomo y sintió su corazón dar un revuelco al ver de reojo aquel signo que decía su categoría; Alfa.

𝗔 𝘁 𝗮 𝗱 𝗼 𝘀  (pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora