Mi vida es un caos.

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Son las 04:04am, siempre suelo pedir un deseo cuando mi reloj marca la misma hora que los minutos, ya sabes estúpidas manías.

Bueno va, digo a mi subconsciente, y pido que alguien me salve de mis propios problemas.

Me dejo caer en la cama pensando en lo desagradables que son las chicas de mi clase. Solo tengo dos amigas, Aria y Zoe, ellas son las únicas en las que puedo confiar. Creo.

Un ruido me aleja de mis pensamientos, genial. -pienso sarcásticamente-

Se escuchan piedras golpeando mi ventana.

-

Una voz familiar entra en contacto conmigo a través de la pequeña rendija de la ventana. Me acerco a ver quién creo que es y correcto. Mi hermano Jesse, tirando piedras a mi ventana para que le abra la puerta principal.
-Selene, abre la puerta

Dice mi hermano en tono bajo para que mis padres simplemente no puedan escucharle.

-Ya voy - Pongo los ojos en blanco y digo sin que pueda oirme ‘gilipollas'.

Le abro la puerta y está temblando de frío, a quién se le ocurre irse de fiesta sin nada que abrigue.

-Hey

Dice y sube las escaleras hasta encerrarse en su habitación.

Me tumbo en la cama y me pongo a leer Harry Potter y la cámara secreta mientras suena The Fray. Se me cierran los ojos cuando voy por la página 236.

Día nuevo.

-Selene!!!!!

Grita mi madre varias veces para decirme que en diez minutos viene el autobús del instituto, a eso lo llamo yo buenos días.

Me levanto de la cama pareciendo de todo menos persona, tengo el pelo encrespado y las ojeras me llegan al suelo, hoy es mi día, definitivamente.

-Cariño, date prisa, he dejado abajo zumo de naranja y tortitas con caramelo, date prisa si no quieres que Jesse acabe con ellas.

Dice mi madre y acto seguido escucho a mi hermano bajando las escaleras como si alguien le estuviera persiguiendo.

Me miro al espejo y voy buscando en el armario algo que ponerme, todo tiene color. -suspiro-

-Necesito ropa nueva, cara nueva, vida nueva...

-Me repito en la cabeza-.

Me estoy poniendo nerviosa, al final cojo las míticas converse blancas, una sudadera roja, con unos pitillos rotos.

Me hago un moño despeinado y bajo a la cocina donde cojo una tortita y me la como mientras doy sorbos al zumo.

-Salgo de la puerta con la tortita en la mano y me la voy comiendo mientras corro hacia el autobús-

-Voy a llegar bien, Selene cálmate.

-Me repito y subo al autobús, hasta sentarme donde siempre.

-Mierda

-digo en bajo- Se me ha olvidado el libro con el que se me hacía menos insoportable el viaje al infierno, digo instituto.

Se para el autobús en la calle donde vive Zoe y entra por la puerta junto a más personas.

-Hola-

Decimos a la vez y nos reímos, ya estamos acostumbradas a pensar igual y hablar de lo mismo.

-¿Has visto a ese chico? me pone mucho...

-¿Ver a quien?
-Me río y pregunto en voz baja-
-El que lleva los pitillos con agujeros en las rodillas... y se ha sentado con la puta de Jane- Dice Zoe susurrandome, mientras se le cambia la cara en dos segundos.

-No suelo fijarme en los chicos, es sufrir a lo tonto- Suelto y me encojo de hombros, pero sigo analizando al chico.

-Zoe y yo nos quedamos mirándole para ver que se trae con Jane- Se le han formado dos hoyuelos en las mejillas, justo al hablar con la chica que está sentado, supongo que porque es preciosa.

-Zoe mira a Jane con cara de psicópata-

-Mira, mira como tontea con él, yo le he visto primero- Me dice Zoe controlando su tono de voz.

Me quedo en silencio.

-¿Sabes? viene de Phoenix, y se ha mudado dos casas al lado de la mía.-

Me dice Zoe y paso de darle protagonismo al chico ese.

Nuestras almas encajan ~Evan Peters~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora