Capítulo 5 (Epílogo)

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Ignazio todavía conducía por la autopista, que estaba extrañamente tranquila ese atardecer. Justo frente a él, una chica iba en bicicleta, cuando de repente, un ciervo bajó por la pendiente a gran velocidad, cruzando frente a la ciclista, quien, en un impulso de no chocarse, perdió el control y se fue ladera abajo. Ignazio, también por impulso, frenó el coche de inmediato para evitar una situación aún peor, logrando ver toda la situación y se bajó del coche en el mismo momento.

Ella estaba a metros, la caída había sido grande y vestía ropa normal, sin ningún equipo de protección. Agarrando los árboles y apoyando las manos en el suelo, Ignazio bajó por la orilla lo más rápido que pudo para llegar hasta ella.

- Oye, hola... – dijo en voz baja tan pronto como la alcanzó y sostuvo su cabeza mientras ella tosía. – ¿Estás bien?
- No – dijo sólo con los labios. – Tengo dolor. – su voz era solo audible.
- ¿Cuál es tu nombre? – Ella frunció el ceño un par de veces.
- Ava – logró decir finalmente. E Ignazio notó cómo estaba temblando y una lágrima corrió por su mejilla. No sabía si era miedo o dolor, probablemente ambos.
- ¡Te sacaré de aquí, Ava! Te prometo que todo estará bien. – apenas podía asentir con la cabeza, sus ojos estaban pesados, se iba a desmayar en cualquier momento. – ¡Mantenga la calma! – dijo mientras le estrechaba la mano.

Era tarde en la noche e Ignazio todavía estaba en el hospital esperando noticias de Ava. Hizo lo que debería haber hecho, la calmó, pidió ayuda y esperó a su lado, pero por alguna extraña razón no pudo irse. Le había dicho a un policía y al médico cómo había sucedido todo el accidente y, aunque fue liberado, no podía simplemente dar la espalda e irse.

Estaba sentado y frotándose las manos, estaba ansioso como rara vez lo había estado en su vida. Fue tan incómodo. Trató de entender por qué estaba angustiado por una persona que ni siquiera conocía, pero no encontró una respuesta. La perturbación, sin embargo, inconscientemente se debió al hecho de que él sintió que no podía permitir que ella perdiera la vida nuevamente bajo su responsabilidad.

Y luego, el médico lo llamó.

- Hola. – dijo él metiendo la cabeza en la habitación y ella sonrió.
- Hola. – respondió ella mientras él entraba y se sentaba en la silla junto a la cama. Se veía bien en comparación con horas antes y eso lo hizo sentir más relajado.
- No sabía si te gustaba, pero quería traerlo. – Le entregó un ramo de flores y ella sonrió ampliamente.
- Gracias, son lindas. Me encantan las flores.
- ¿Cómo estás?
- Mucho mejor, gracias a ti, creo. – el negó. – ¿Cuál es tu nombre?
- Ignazio.
- Ignazio. – repitió murmurando y luciendo emocionada mientras sonreía solo con los labios. Ella le tendió la mano y él la tomó. – No tengo palabras para agradecerte.
- No digas eso.
- Es verdad. – Ella asintió enfáticamente. – Los médicos dijeron que, si no hubieras visto todo, quizás yo no sobreviviría. Donde caí, a esa distancia de la carretera, nadie me vería, desmayada y herida ... – arqueó los hombros – Bueno, sería mi fin.
- Pero no fue. – le estrechó la mano. – Dios me dio la oportunidad de estar en el lugar correcto en el momento correcto. – Se miraron el uno al otro por unos segundos. Esta afirmación era más cierta de lo que podían imaginar. – Y me alegro de estar allí. – Hizo una breve pausa y luego sonrió. – Quizás podamos montar en bicicleta juntos cuando te recuperes. Sin ciervos esta vez, por supuesto.

Ella se río y él terminó haciendo lo mismo. Y pasó más tiempo con ella hasta que llegó su familia. Y luego fue invitado a cenar como agradecimiento. Y luego uno más porque pensaban que era una buena compañía... Así que pasó poco tiempo antes de que llegaran la cena de compromiso y de la boda.

Y esta vez podrían ser felices durante mucho tiempo.

Ignazio sintió que la mayor bendición de su vida había sido salvar la de ella.

Y eso le trajo una paz inmensa...

Una paz bien merecida de la que nunca antes habían disfrutado. En lo profundo de su corazón, en lo profundo de su alma, finalmente sintió que se había redimido con Ava, y la culpa se había ido. Y después de tanta injusticia en su pasado, ahora podrían estar juntos, en el presente y en el futuro...

FIN.

Historias de Muchas Vidas (Il Volo) 3 HistóriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora