CAPITULO 3

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Volaba increíblemente rápido, partiendo las nubes en dos y llenándolas de truenos. Según un reporte, en una aldea al norte habían visto al hechicero. Inmediatamente Thor se lanzaría hacia ese lugar por órdenes de su padre, esta era la décima aldea donde lo habían visto y tal vez era la décima que destruían. Hacia dos meses que ese hombre había entrado al palacio de los dioses para traer consigo miedo y terror. ¿Cómo pudo salir del castillo en un simple parpadear de ojos?

Debajo de él estaba la aldea. Era la más grande entre las que habían mandado el reporte. Un atardecer se observaba al horizonte. El poderoso dios del trueno suspiraría hondo y gritaría.

- ¡Busquen por toda la aldea!

Todas las personas observarían el cielo sorprendidas. ¡Era el gran dios Thor! Sus rostros se sorprenderían al verlo. Su pesada capa color negro con líneas delgadas en color dorado tejidas con oro sin ninguna forma, debajo una armadura grande color plata con piedras preciosas en el cuello de la misma y un pantalón de las sedas y cuero más fino sin olvidar de sus botas hechas de los mismos materiales más costosos. No llevaba su casco de batalla por lo que su cabello más brillante que el oro relucía, era corto en la parte inferior con algunas runas escritas en él, mientras que la parte superior era un tanto más larga haciendo que este baje hasta su mejilla.

La aldea se llenaba de gritos de gratitud hacia su gran y poderoso dios mientras los soldados pasaban entre ellos y buscaban dentro de los hogares.

Thor observaba como entraban y salían de los hogares... no estaba aquí... solo esperaba que nadie preguntase algo sobre "El fin" para no tener que destruir la aldea al igual que las otras con todos sus habitantes dentro... solo deseaba eso, esperaba con anhelo que un soldado gritara que lo habían encontrado para poder acabar con esta tortura de una buena vez. La gente seguía señalándolo con un gran entusiasmo cuando de pronto dice un soldado.

- Nada señor, lo hemos perdido. –Dice con fuerza llamando la atención de las personas.

- Todos –Comienza Thor llamando al pueblo- continúen con su día.

Suelta un gran suspiro y llama a todos los soldados para que salgan del pueblo y marcharse de nuevo al palacio. Al menos una aldea se iba a salvar de todo esto, al menos ese maldito no había contaminado una de las aldeas por donde había pasado, suelta una muy pequeña sonrisa para cuando todos los soldados estaban fuera de la aldea...

- ¡Señor! –Escucha a un hombre saliendo de una choza- ¡Señor!

- ¿Qué pasa aldeano? –Responde uno de los soldados.

- ¿Qué es el fin? ¿A qué se refería ese mago al decir eso? –Gritaba haciendo que las personas murmuraban las preguntas que este hombre hacía.

Su mirada relajada pasaba a ser una sombría, tensando su mandíbula. Otro pueblo enfermo, otro estúpido pueblo que enfermaba ese hombre. Tomaría una pequeña bocanada de aire desenfundando su martillo formando nubes negras en el cielo... Otro estúpido pueblo enfermo, se repetía a sí mismo. El suelo comenzaba a temblar haciendo que las personas miraran con más duda.

- ¿Señor?

Soltaría una bocanada de aire cuando sin que las demás personas lo notaran Thor ya había aplastado el cráneo del hombre. Unos segundos después los gritos aterrados se escucharían a kilómetros. Todos correrían entre las casas empujándose y tropezando. Debajo de los pies de Thor se encontraban sus botas manchadas de la sangre del hombre al igual que su martillo.

- ¡Todos ustedes están enfermos! –Comenzaba diciendo- ¡La desaparición de todos ustedes ayudará a todos los demás pueblos! ¡En nombre de Odín y todo Asgard serán eliminados!

Gritos aterrados de todo el pueblo sonarían, niños, niñas, hombres y mujeres se escucharían. Estaban ante la muerte y destrucción de su presente y futuro. El cielo se cargaría de una nube enorme con una tonalidad gris oscuro con truenos entre ella, empezaba a hacerse más densa. Thor se levantaría dejando el rostro del hombre destruido en el suelo. Comenzaría a elevarse en el cielo, pero a pesar de eso seguía escuchando todo el infierno que se estaba viviendo debajo de él...

- ¡Por favor Señor! ¡Maldito! ¡No! ¡Por favor ¡-Eran algunos gritos que se escuchaban.

- Que Freyja y mi padre los reciban –Diría Thor en el momento que lanzaría un rayo que destruiría toda la aldea.

Casa a casa, choza tras choza serian destruidos y hechos polvo. Los gritos y peticiones serian callados con el sonido del impacto de su rayo hasta hacerse un silencio absoluto. Comenzaba a caer lluvia, la misma que siempre caía al destrozar las aldeas.

- Acaben con los que se encuentren con vida... si es que queda alguno. –Dice Thor con una voz gruesa mientras vuela de regreso al palacio.

¿Cuándo iba a acabar esto? ¿Por qué ese hombre seguía esparciendo eso entre las aldeas sabiendo que estas eran destruidas por ellos? ¿Lo sabía? Al llegar diría lo mismo a su padre, que a la vez reaccionaba de la misma forma destruyendo lo que fuera que estuviera a su lado.

Habían fallado una vez más, había llegado tarde una vez más.


Había corrido por más de una hora sin descanso tratando de dejar detrás todos sus sentimientos. Era la primera vez que peleaba en serio con su hermano. En varias ocasiones se había propuesto detenerse y volver, hacer caso a lo que su hermano le había dicho, pero eso significaba dejar atrás una gran oportunidad de lograr su sueño. Pasaba su muñeca sobre sus heladas mejillas para secar sus lágrimas. La lluvia se había calmado hasta solo dejar caer lo que quedaba entre las hojas de los árboles. Ela se detiene e inmediatamente el cansancio toma sus piernas, haciéndolas temblar débilmente y sin poder evitarlo cae al suelo. Antes de detenerse no había sentido tal cansancio, no podía mover sus piernas por lo que las movía con sus brazos hasta dejarlas completamente extendidas y recostarse en el pasto húmedo. Quedaba viendo el cielo, estaba nublado con las nubes de un color gris claro, la luz de la luna detrás de ellas cruzaba levemente. Estaba tirada en un campo abierto con muy pocos arboles alrededor. En el camino había cruzado el pequeño bosque que estaba del lado este de su aldea.

- ¿Hay alguien ahí? –Escuchó a unos metros de ella, era una voz joven. Cuando trata de levantarse para ver quién era sus piernas no responden.

- Eh... ¿Si? –Dice dudosamente sin mucho sentido.

Delante de ella se coloca un chico o eso podía distinguir por la oscuridad de la noche. Por más que se centraba en su rostro no podía distinguir más que su cabello corto y unos ojos que parecían rasgados. El chico la miraba con duda.

- ¿Estás bien? –Pregunta.

- Si... si, gracias, solo estoy descansando. –Contesta apresuradamente arrastrando sus palabras.

- Está bien supongo...

Un largo e incómodo silencio pasaría después de eso. El chico la seguía mirando con curiosidad mientras Ela trataba de verse normal tendida en el suelo.

- ¿Sabes? Creo que ya me voy a ir... -dice finalmente.

- ¡Si...! Gracias. –Contesta sin pensarlo más.

Después de algo parecido a una despedida con las manos el chico se va del lugar.

¿Cómo carajo había avanzado tanto? Él se había lanzado poco más de veinte minutos después. Ella debió haberse detenido en algún lugar a descansar. O tal vez ya esté acampando por ahí. Era aproximadamente la media noche. Los cazadores ya deberían haber salido al igual que los depredadores, debía detenerse y dormir hasta que el sol volviera a salir. Acon se detiene y sube a la cima de un árbol para después dormir.

- Ojalá y no avance de noche... espero y no avance de noche. –Dice antes de caer dormido sobre la gran rama donde estaba recostado.

No pudo mantener un sueño continuo, incluso en algunos momentos se había bajado de la rama donde estaba recostado, aunque después de un momento volvía a subir.

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⏰ Última actualización: Mar 08, 2021 ⏰

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Libro 1: Caza FamiliarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora