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Los Omegas sirven únicamente para ser esposas sumisas de sus maridos, los Alfas. Y al menos en esta época que me ha tocado vivir, los Omegas son monedas de cambio para que las familias de estos, puedan dar a cualquier Alfa con notable poder y sobre todo, poder económico.

Y también los Omegas, sirven únicamente de igual manera, para ser madres y dueñas del hogar. Encargándose de asuntos menores.

Ya sea que se casen con algún duque, conde, barón o vizconde. Solamente servirán de adorno en las reuniones sociales, para engrandecer la imagen de su marido Alfa.

Y aunque yo, quien había nacido Omega en la familia Gojō, sabía mi amargo destino. En realidad, no estaba del todo acomplejado cuando fui comprometido en un matrimonio arreglado con Sukuna Ryomen; pues a él ya lo conocía desde hace algún tiempo.

Cosa que suele ser raro que ocurra. Pues mayormente los Omegas o Alfas no se conocen para otra cosa que no sea el matrimonio.

Y la verdad es, que poco me importaba lo que otros pudiera decir. Pues aunque Sukuna Ryomen fuese un Alfa altivo, cruel, sádico y grosero ante los ojos de los demás.

Para mí, fue el primer Alfa que me miró, no como un Omega para tener sexo o cachorros, sino que él me miró por quien era yo.

Uraume. Y sólo Uraume.

Mi admiración por él rápidamente se convirtió en interés por conocerlo más. Él no me rechazaba ni me insultaba, me trataba con respeto y hablaba con naturalidad conmigo; y en algún punto, terminé por enamorarme de él.

No mentiré, en el día de nuestra boda, lejos de sentirme vendido o algo por el estilo, me sentí feliz. ¿Qué importaba si lo nuestro fue algo arreglado y por contrato? Mientras pudiera estar tiempo a su lado y seguir teniendo el mismo trato amistoso con él, yo estaba bien.

Incluso si yo no era visto de la misma manera en la que yo lo veía a él. Me conformaba.

Porque te amaba.

Así de irracional es el amor.

Por ello, cuando pasó el tiempo y conseguiste un concubino, no reclamé ni me molesté. Ni una vez.

Tú cumplías tu rol como esposo y duque, ante la sociedad. Nunca me trataste mal, ni me mirabas de forma lasciva o con desprecio como otro Alfa pudo haberlo hecho.

Siempre me respetaste y me honraste. Nunca me lo dijiste pero, sabía que me estimabas y apreciabas, por ello nunca me tocaste o marcaste.

Yo era más tu amigo que tu esposo, pero poco me importaba. Porque te amaba.

A pesar de que a él, tu concubino, lo acariciabas y tocabas en las noches. Eso lo sé porque él, Megumi Fushiguro siempre tenía marcas de mordidas y chupetones en el cuello; pero no llegabas a marcarlo como tuyo.

Tal vez porque él era un simple concubino, y porque tenías un esposo al que respetabas.

... Pero no amabas.

Y yo estaba bien con eso, pues... Mientras pudiera tener una parte de tu atención y tiempo contigo.

Entonces, todo estaría bien.

O eso, quise creer.

-Traumada Taisho

Tenía muchísimas ganas y ganas de escribir está historia. Pues aunque el SukuFushi abunde, yo quería meterle a Uraume ahí (porque soy súper fan del UraSuku, aunque les respeto su SukuFushi).

Y también, ¿Por qué no meterle Omegaverse y ponerlo en una de esas épocas —si no mal me equivoco— victoriana? ... Sí, los manhwas influyeron.

Todo será contado desde la perspectiva de Uraume cuál diario. Y pues, obviamente, yo voy a sufrir, ¿Quién más?

En fin, gracias por leer (????).

Él no te ama, yo sí  [Uraume/Sukuna/Fushiguro/Itadori]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora