Todo Por Una Copa

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Trabajaba en un prestigioso restaurante desde hacia ya un año y durante ese tiempo, pude construir una buena amistad con todos los trabajadores de aquel lugar, pues solían cuidarme en exceso ya que creían que tenía a lo mucho 15 a pesar de mi insistencia de que tenía 18, sin embargo, con el paso del tiempo dejaron hasta cierto punto el tema por abandonado.

Había pasado la ultima hora lavando infinidad de trastes, pues a pesar de que era mi trabajo desde hace un año y no me desagradaba hacerlo, podía jurar que lo hacía a propósito para molestarme, pues con mis compañeros solíamos jugarnos una serie de bromas en horas laborales para relajar el ambiente, pero en especial en ese día la carga de trabajo era desmedido, un camarero y un cocinero se habían reportado enfermos el mismo día por lo que todos teníamos que repartirnos las tareas de ambos para que el restaurante pudiese funcionar correctamente.

-Matt, deja eso, necesitamos que entregues los platillos- mi nombre en realidad es Matthew pero de cariño y para más fácil me decían de esa manera. -Claro- respondí mientras me secaba las manos en el proceso. Con una destreza que tuve que desarrollar por este trabajo, coloqué varios de los platillos en la charola para llevarlos a sus respectivas mesas.

Todo iba bien, era la última vuelta que haría para entregar las ordenes a los comensales y podría volver a la seguridad de la cocina, sin embargo ocurrió una tragedia, al momento de colocar el ultimo plato, este chocó con una de las copas que se encontraba, derramando el líquido en una de las personas de la mesa.

-Oh rayos, di...disculpe- me apresuré a decir mientras tratar de limpiar el desastre que había provocado – ¡mira lo que has hecho!, ¡acabas de arruinar un vestido de diez mil dólares!- Sentí que podría desmayarme en ese momento, el precio del vestido equivalía a lo que ganaba por lo menos en medio año haciendo turnos extras todos los días.

 -Y...yo- No sabia que hacer ni que decir en ese momento, sentía unas ganas inmensas de llorar, para mi suerte, John, el gerente, salió a mi rescate. -¿Que sucede aquí?- preguntó, -Su camarero acaba de arruinar el vestido de mi esposa- habló por primera vez el hombre que la acompañaba. -Yo... de verdad lo lamento- en aquel punto y sin siquiera darme tiempo de procesarlo sentí una lagrima que bajaba por mi mejilla. -Deberás pag... ¡si eres un niño!- dijo la dama victima de mi torpeza que hasta ese momento no había reparado en observarme atentamente. 

-Matt, regresa a la cocina- Me ordenó John -El restaurante se encargará de pagar todos los gastos por los daños ocasionados- alcancé a escuchar antes de atravesar las puertas que separaban ambos lugares. Podía sentir lo hundido que me encontraba, todos me recomendaron seguir con mi trabajo, sorprendentemente están bien enterados de lo que acababa de pasar, a pesar de que fue solo unos instantes atrás.

Los clientes a los que les había ocasionado el problema los vi entrar a la oficina de John, para unos minutos después escuchar una acalorada discusión dentro de esta, no podía entender que estaban diciendo pero por instinto sabía que no resultaría nada bien para mí. Al pasar los minutos la discusión se fue calmando hasta el punto de no poder escuchar nada desde donde me encontraba, por la calma que había, llegué a pensar que todo se había resuelto y John había podido llegar a un acuerdo con los comensales, sin embargo por la puerta trasera; donde entrabamos mis compañeros y yo, comenzaron a entrar policías y dos personas de traje, de aquella oficina salieron los señores y John.

Instintivamente me acerqué a John alejándome lo más posible de los oficiales, -Es él- Dijo la señora del incidente, uno de los señores con traje que entraron con los oficiales se me acercaron. -Como le dije a la dama, él no es ningún niño, tiene 18, pronto cumplirá 19- Le informó John a aquel hombre colocándose de barrera entre nosotros. -Podrá comprender que es imposible que creamos que este chico tenga esa edad- respondió, que por lo que dialogaban comprendí que eran los servicios sociales. -¡Mi aspecto y mi edad no es asunto suyo!- sentía mi ser arder por su cometario. Antes de poderme responder las puertas que separaban la cocina de las mesas fueron abiertas por un hombre con un aspecto realmente imponente, podía jurar que alcanzaba el techo sin problema alguno, pero también que en algún lugar lo había visto.

- ¿Qué está pasando aquí John?- al parecer aquel hombre conocía a John. -¿Usted es el dueño?- rápidamente dijo el de servicios sociales, -Sí, lo soy-, por primera vez en todo el año que llevaba trabajando en el restaurante venia, ahora entendía de donde lo conocía, pues un retrato de él colgaba de la pared de la oficina de John. – Señor, tiene un menor de edad trabajando, me temo que eso es ilegal y podría terminar en la clausura del restaurante y en una multa bastante considerable-, al decir aquello el hombre por primera vez desde que llegó volteó a verme con un semblante bastante severo, por inercia me escondí más en John si es que aquello se podía.

-Como le dije a los señores, no es menor de edad, solo una terrible confusión- explicó John, -Muéstrame tu carnet de identidad- Me ordenó el dueño. Mierda, es lo único que estaba pasando. Caminé a donde se encontraba mi mochila, los nervios me comían a cada segundo, finalmente le entregué mi carnet al dueño.-Bien-, luego de observarlo unos segundos se lo entregó a los servicios sociales, algo en mi decía que esto no iba resultar bien, sus gestos de ambos hombres delataban su inconformidad con mi carnet, y yo sabia por qué era así, lentamente me fui acercando a la puerta de la oficina ya que era la más cercana a donde me encontraba. -Es falso- declararon ambos, demonios, sin meditarlo me encerré en la oficina, se podían escuchar los golpes y llamados tras la puerta, con tanto ruido no podía pensar, solo vi una salida, la ventana. Al terminar de salir por aquel pequeña ventana pude ver entrar a John, su clara decepción en su mirada me hizo sentir mal, pero no podía permitir que servicios sociales llegara a mi -Lo lamento John- y corrí.

Mantuve el paso por lo menos por varias calles más, no quería correr el riesgo de que me lograsen atrapar. Sin móvil, dinero ni nada, me dirigí, a la casa de Nick, mi mejor amigo. Solo podía pensar en como mi vida a los casi 16 años terminaba en este punto...

 Solo podía pensar en como mi vida a los casi 16 años terminaba en este punto

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Holi!!!, espero que les haya gustado el capítulo de mi nueva historia ❤️❤️

Gracias por leer :3, espero que estén super bien.
Nos vemos pronto

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