En aprietos.

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-Matthew ¿cierto?, ¿ese es tu nombre no? - dijo el hombre del automóvil

No sabía que hacer, era el dueño del restaurante, ¿pero por qué me seguía?, supongo que para pagarle el vestido, sin embargo podía dar perfectamente con mi paradero a través de servicios sociales, puede que Saimon dejara de darme dinero, pero la casa era de mamá, antes de morir ella había decidido dejarla a mi nombre, supongo que era su manera de no dejarme completamente desprotegido al haber muerto tan pronto.

Aquel hombre decidió salir del carro, decidí retroceder, y de cierta manera estar listo para poder salir corriendo en cualquier momento que esto se saliera de control, aunque para ser sinceros, esta no era la mejor situación en la cual podía encontrarme, estar a altas horas de la madrugada con un tipo con el cual no conozco ni me conoce, pero al cual si le debo por lo menos unos diez mil dólares sino es que más considerando el vino que desperdicié en mi torpeza. Podría seguir haciendo interrogantes y más teorías en mi cabeza, pero su voz me interrumpió.

-Por lo visto no estas muy familiarizado con las leyes que existen en este país, aparte de estafar y falsificar, se debería de añadir un cargo por allanamiento de propiedad privada, por qué, ¿acaso tu trabajas en aquel restaurante donde admiten so...

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-Por lo visto no estas muy familiarizado con las leyes que existen en este país, aparte de estafar y falsificar, se debería de añadir un cargo por allanamiento de propiedad privada, por qué, ¿acaso tu trabajas en aquel restaurante donde admiten solamente a personas que cumplan con los requisitos de edad? – dijo sin dejar de mirarme con algún sentimiento de superioridad hacia mi persona.

No se si era su absurdo ego lo que me molestaba del simple comentario que acaba de decir o la cantidad de sarcasmo que uso en una sola frase, realmente no lo sabía, pero algo que si podía notar era su impecable traje que estaba seguro que podía valer más que la casa que me dejó mamá, incluso sus zapatos finos que tenían valía más que el móvil que tengo en estos momentos.

- ¿Y usted también sabia que los pervertidos que persiguen adolescentes a estas horas podrían ir a prisión? – respondí con el mismo sarcasmo que él lo hizo, o bueno, ese era mi objetivo en realidad.

Ante mi respuesta lo único que hizo fue mirarme fijamente, de alguna manera analizándome, alzó una ceja y buscó en la calle, aquello me sorprendió, ¿Qué era lo que buscaba? Ahí hay un oficial. – dijo señalando la esquina de la calle siguiente que se encontraba recargado comiendo algo, - si tan seguro estas de que soy alguna clase de pervertido, ve y repórtame, te sigo. – dijo cruzando los brazos y con una especie de sonrisa triunfante.

-Ehh... bueno, no creo que sea necesario, solo si me dice que es lo que quiere. – respondí bastante nervioso ya para este punto, decidí continuar al ver que no decía nada. – alguna razón debe de tener para haberme seguido desde el restaurante. -

Sonrió. – En realidad yo solo había ido al restaurante por una cosa que se me había olvidado, sin embargo, me llamó la atención un jovencito metiéndose a mi cocina, el cual justamente unas horas atrás había escapado del mismo. – ante aquello dicho por el hombre redé lo ojos, realmente comenzaba a odiar su fastidiarme la cantidad de sarcasmo que continuaba usando.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2022 ⏰

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