Nunca escoges de quien te enamoras, simplemente el sentimiento llega y perdura hasta que la chispa se apaga.En su caso, es posible que esa chispa nunca existiera, que solo fuera parte de su imaginación el sentir que su amor era correspondido. Posiblemente solo fue lastima lo que recibió mientras ella entregaba su corazón. Eso duele, le perfora el alma y siente como si se la arrancaran de su cuerpo.
Debió escuchar cuando le dijeron que no se ilusionara, que no hiciera planes a futuro. Cómo siempre, hizo oídos sordos y planificó el resto de su vida junto a ella. A consecuencia de esto, pensó en las tantas veces que le prometieron bajarle la luna y ahora alguien más la tiene.
Amar duele, lo sabía bien, pero nunca había amado tanto como en esos cuatro años. Fueron los cuarenta y ocho meses más felices de su vida, hasta ese momento, se sintió tan dicha que en el momento en que su cuento de hadas se rompió, el mundo se desmorono en sus manos. Intentó pegar las piezas con paciencia, pero no encajaban, se desesperó y las rompió por completo junto a esos sueños que quedaron inconclusos.
Debió darse cuenta de las señales para simplemente decirle a su padre que su relación no estaba funcionando. En vez de eso, se ilusionó y creyó en la boda que se posponía una y otra vez.
Fue difícil que la mujer radiante que solía ser volviera, por un tiempo fingió ser la misma cuando todo estaba mal.
La primera vez que se vieron después de la ruptura, iba entrando y Hanji iba saliendo, se miraron brevemente. El mundo pudo detenerse en esos segundos en los que sus ojos se encontraron una vez más, pero no gira sobre ella, así que continúo con normalidad al igual que los pasos de su amada al alejarse y seguir hablando con su asistente. Fue como si no existiera, como si nunca hubieran cruzado palabras antes.
Cuando cumplieron el año de noviazgo decidieron vivir juntas en el departamento de Hanji, fue divertido pasar tiempo juntas, conocer las manías de la otra, pelear por cosas insignificantes y arreglar todo con pequeños besos o, en el mejor de los casos, en la cama.
Tal vez la rutina fue lo que hizo todo tan monótono para Hanji, una mujer deseosa de cosas nuevas, de aventuras. Mientras ella prefiere una vida tranquila, aburrida desde el punto de vista de otros, de Zoe.
Fue muy poco para ella, lo reconoce, pero se esforzó en complacerla en todo, cosa que no era muy difícil. Hanji podría hablar mucho sin cansarse, y ella podría escucharla hasta la eternidad. Eso era algo que valoraba, se lo decía en más de una ocasión, que amaba ser escuchada aún cuando dijera locuras. También decía que amaba su dulzura; de igual forma decía que amaba todo de ella, cada rincón. Entonces, ¿Por qué todo terminó?
Su pregunta se respondió uno de esos días en los que fue a recoger sus cosas: porque ya había alguien más.
Esas veces en las que Hanji dijo «No estoy lista todavía» para pasar la fecha de la boda a otra, sólo fueron una forma de evitar verse atada a ella. Posiblemente quiso decir «No estoy lista para casarme, no contigo».
Alguien había sujetado su corazón en ese momento y lo oprimió para causarle más dolor. ¿Cuántas veces se sintió insegura por la presencia de esa reportera? Se lo hizo saber a Hanji al sentirse perturbada y solo recibía besos en la frente y un «Es sólo un cliente». Por supuesto, eso era en un inicio.
Posteriormente, el tiempo libre de Hanji se esfumó, ya no había tiempo para ellas. Simplemente llegaba tarde a dormir, en los días libres aparecía trabajo extra, simplemente podía acomodar su corbata y desearle buena suerte seguido de un casto beso. Por las noches se quedaba en vela, preocupada por su bienestar; se quedaba dormida y después se encontraba en sus brazos poco antes de ser depositada en la cama.

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Fragmentaria [Hanpeto].
FanfictionEn el momento en que su cuento de hadas se rompió, el mundo se desmorono en sus manos. Intentó pegar las piezas con paciencia, pero no encajaban, se desesperó y las rompió por completo junto a esos sueños que quedaron inconclusos.