doce*

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Louis salió de su departamento, no olvidando ponerle seguro a la puerta. Antes de avanzar por los pasillos vigió a los lados por si alguien le estaba espiando, cosa que lo hacía desde las últimas grabaciones que escucho del hombre aquel que seguía jodiéndole.

No significaba que le tuviera tanto miedo, sino que, escuchar de aquella voz misteriosa le ponía los vellos de punta. Además que le era muy extraño y a la vez perturbador ser visto casi a las veinticuatro horas del día.

Aunque aclarando, al principio le resultaba muy halagador oír esas palabras bonitas que le decía, como lo bien que era su aspecto. Pero para todo había un límite, y eso que también algunos de esos mensajes de voz tenían un sentido muy macabro en veces.

Intentó no pensar en eso, por ahora…

Salió de la pobre fachada de edificio, un lugar muy desprotegido para vivir. Haber huido de su mugrienta familia había sido mala idea, pero no toleraría a esas personas que le habían desgraciado la vida al enterarse que era un homosexual y un drogadicto de mierda.

"¡Louis, aquí!", hablo alguien a lo lejos de él. Louis volteo a ver de quien se trataba, mirando a lo lejos al morocho que le había vendido el departamento, Zayn, otro drogadicto como él. "¡Hombre, apúrate que nos esperan!", le apresura, haciendo un mohín para apurarlo.

Louis se acerca lentamente con rostro serio, mirando al hombre que tiene formado su entrecejo. "Ya llegué, eh.", dice al llegar frente aquel.

Zayn bufa, mirando mal encarado al otro. "Vámonos pues.", y antes de que Louis pudiera decir algo, Zayn se gira y emprende camino.

Louis lo sigue, con sus manos guardadas en sus bolsillos y sin alguna conversación para no incomodar el ambiente. Con éste se lleva bien, es su compañero para fumar de un buen cigarrillo o pasar el rato entre los alucinógenos de alguna droga. Sólo que ahora lidiar con aquel no es de hoy. Los dos están pasando por días pesados; Zayn con sus pagos atrasados en sus vicios, y Louis intentando descubrir a su admirador acosador.

Ellos caminan entre las calles desoladas en parte. Mujeres prostituyéndose en casi todas las esquinas, niños buscando comida entre los basureros, antros preparándose para la noche, bares abiertos para cualquiera que desease embriagarse. No decir del clima helado que agolpaba a todos, un lugar con casas abandonadas y aceras llenas de peligros. Bonito lugar para vivir.

"¿Ya casi llegamos?", Louis pregunta de la nada, su vista vagando en sus pies.

Zayn voltea a verle de hombros, aun sin detener su paso. "Sí.", responde. "Te recomiendo cubrirte… No querrás que algún imbécil te vea la cara y te busque para después robarte, ¿O sí?"

Louis niega, escuchando la risa tosca de su amigo. Rápidamente se cubre con la capucha de su común suéter, ahora color azul atenuado y con olor a viejo. Zayn le regala una sonrisa en aprobación, también cubriéndose con su suéter para luego voltear a ver al frente.

Caminan otro poca más, adentrándose a un callejón largo que va directo a otro pasaje en donde no hay salida. Los pasos de ellos son con calma, no estruendosos al usar tenis ya desgastados.

Al llegar al final se encuentran con un grupo de personas, fumando de unos cigarrillos liberadamente. Uno de ellos al ver la presencia de éstos tira del suyo, pateando la colilla restante para apagarlo y acercárseles.

"Oh, miren a los hombres que tenemos aquí.", dice, tomando la mejía de Louis con descaro para acariciarle. Louis se aleja rígidamente, lanzando su mirada molesta a aquel. "Uh, difíciles y delicados… me gustan."

"Déjalo, Gus.", Zayn dice, acercándoseles para tomar a Louis de los hombros y separarlos, antes que el de ojos azules se ponga brusco. "Y bien, ¿Tienes lo que te pedimos?", pregunta ansioso.

Voicemail » larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora