Capítulo 3

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DESCONOCIDO

Apresuro el paso caminando por el bosque oscuro, sólo escucho el sonido de las hojas debajo de mis pies, la fría brisa y mi respiración.

Mamá me mataría si sabe que trabajo para él.

Nadie puede saber quién es él.

Dejo de pensar cuando alguien toma mi brazo bruscamente, volteo rápidamente asustada por miedo a que alguien me haya seguido.

Pero me tranquilizo cuando veo que se trata de él.

- ¿Qué diablos haces aquí? - dice enojado.

- Tengo algo que decirte - digo en voz baja.

- Dilo, y largo de aquí - habla sin mirarme.

- Ella está aquí - comienzo - la vi en la pastelería del pueblo.

- Ya lo sabía, ¿sólo eso? - dice acercándose a mi.

- Si - le respondo nerviosa por su acercamiento.

- Eres muy hermosa - dice estando lo bastante cerca para que nuestras respiraciones se choquen.

- ¿Qué haces? - le pregunto nerviosa por su acercamiento.

No responde sólo toma mi cuello y junta sus labios con los míos salvajemente.

Besa delicioso.

Se separa de mí, y se va perdiéndose entre los árboles sin mirar atrás.

- ¿Qué hice? ¿Porque lo bese?, soy una estúpida - digo en un susurro, y comienzo a caminar hacia mi casa.

TIZIANA

Me encuentro caminando por el bosque, solo porque mamá me obligó a conocer.

Sigo mi camino hasta llegar a una casa grande y hermosa, me voy acercando a ella y algo capta mi atención. Es un chico y no cualquier, es Matías, el chico de la tienda.

¿Qué hace aquí?

— Hola — comienzo, asustandolo un poco. — los siento no quise asustarte — digo avergonzada por mi acto.

— No te preocupes, están bien — responde viéndome fijamente.

— Ya me voy, fue un gusto verte otra vez — le digo con una sonrisa amigable, que más da. No dice nada y comienzo mi camino hacia casa.

Me detengo por el sonido de unos pasos. Volteo a ver a mis lados, pero no hay nada.

— Tiziana, no hay nada solo sigue caminando — me digo a mi misma.

— ¿No crees que estás un poco loca? — dice una voz fría, siento que conozco esa voz, pero ¿de donde?

Volteo y un hombre vestido completamente de negro, y solo dejando sus hermosos ojos azules a las vista.

— ¿Quién eres tú? — digo normal, no sé porque este chico me causa confianza y a la vez desconfianza. Mi comentario hace que se ría burlón.

— ¿Crees tú que te voy a decir? — me dice con burla — por algo traigo esto en la cara, niña estúpida — dice ahora serio.

Río nerviosa y decido darme la vuelta y caminar rápidamente hacia mí casa pero él me empuja contra un árbol y me toma del cuello.

— ¿Qué haces aquí? — dice contra mi cuello.

— ¿De qué hablas? — trato de no sonar afectada, mi cuello es una de mis debilidades. ¿Porque me siento así?

— No te hagas la idiota niña, que no te queda — dice susurrando con voz ronca en mi oído.

— Aléjate — le digo empujando su cuerpo con fuerza, pero lo único que provoca es que se acerque más a mí.

— No — Dice, con su mirada sobre la mía.

— ¿Pero que mierda? — le digo ahora si, enojada.

— Lo que escuchaste — responde simplemente pasando la lengua por  sus labios. Que caliente se ve haciendo eso.

Tiziana, ¿qué putas? Apenas lo conoces.

Algo suena en mi bolsillo y es mi móvil, eso hace que se aleje de mi.

— Hola — contesto sin mirar al hombre frente a mi, ya que me causa nervios.

— ¿Donde estás? — Dice la voz de mi madre.

— Lo siento, ahora voy — cuelgo sin esperar respuesta. Volteo hacia el desconocido pero ya no está.

¡Genial!

Comienzo a caminar rápidamente, cuando llego dejo mis cosas sobre el mueble de la casa. Comienzo a subir las escaleras sin detenerme.

Entro a mi cuarto, me doy una ducha y me acuesto un momento.

— Tiziana, llegaron tus cosas — dice mamá abriendo la puerta, para luego desaparecer por el pasillo.

Bajo y me acerco a las cajas, tomo la primera que veo y las voy subiendo a mi habitación.

MATÍAS

Veo qué tenemos nuevos vecinos — dice papá viendo a la casa que hace poco estaba abandonada.

— Si, ¿pero quién se querría venir a vivir a este pueblo? — le digo sin dejar de ver por la ventana del auto.

— Es verdad, si solo supieran lo que en realidad sucede aquí — dice soltando una risa amarga.

— Tranquilo papá, él pagará por lo que hizo — digo entre dientes.

—Eso espero hijo, eso espero — responde tenso.

Mamá, papá y yo éramos la familia perfecta, hasta esa noche qué papá y yo decidimos ir a la ciudad a comprar un regalo para mamá por el día de San Valentín, fue nuestro mayor error. No debimos salir.

Compramos sus regalos, y cuando llegamos a casa estaba todo destrozado, papá corrió a buscar a mamá. Yo fui directamente hacia la cocina y lo vi.

Él.

Estaba parado junto a mamá muerta, el volteó hacia mí, y sólo se fue de ahí cómo si nada hubiera pasado. Yo no salía de mi transe. Veía los ojos de mi madre que se habían vuelto vacíos. No había ninguna pisca de felicidad, amor, nada, no había nada.

Sus hermosos ojos celestes, perdidos en la nada.

Me acerque y me puse a su altura, papá entró. Cuando vio a su esposa, a su compañera de vida, se derrumbó, cayó sobre sus rodillas y dio un grito desgarrador. Yo sólo comencé a llorar, no podía hacer nada, estaba muerta.

Tomé la mano de mi madre y le dije aunque sabía que no me escuchaba, le dije con enojo y tristeza.

— Te juro que me voy a vengar — le prometí soltando su mano y saliendo de ahí.

Papá es la única persona que me queda, la única que me entiende. No hay nadie más que lo pueda hacer.

Ese maldito se llevó a la única persona que hacía felices nuestras vidas.

Pero lo más extraño de todo esto, es que mamá no tenía rastro de sangre por ninguna parte. Sólo murió.






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⏰ Última actualización: Feb 15, 2021 ⏰

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