Perla.
De haber sabido que la última regla del juego era leernos lo hubiera considerado. Marco veía con diversión mi lista de respuestas, sabía que no fueron las mejores respuestas pero disimular lo patético que le parecía, pudo ser una opción. Reía con cada una de mis respuestas y yo decidí burlarme también de él... solo si era posible.
El resultado de la preguntas del Mocoso, eran geniales, a pesar de algunas cosas.
Él soltó una risa enorme ante algo que leyó.
—Me asombra tu gran sentido del conocimiento —ironizó, miró con atención la hoja y leyó—: "Mi nombre que a otros pertenece. Perla: lo escogió mi hermano porqué me vio como un pequeño tesoro. Lucía: no sé, a alguien se le ocurrió".
—No es mi culpa que nunca me lo hayan dicho —reclamé. Tomé la hoja y continué leyendo—, por lo menos no son los nombres de mis abuelos.
—Justos y respetados abuelos —acentuó—. Lo que yo no supero son tus virtudes...
—No. Tienes prohibido leerlo.
—¡Ups! Ya lo hice —burló—. Seducir y enamorar a los hombres.
—Cantante profesional... en la ducha. Muy divertido.
—Escribo con velocidad, aunque después no entiendo mi letra...
Sin dejar que siguiera leyendo mis respuestas, le arranqué el papel de las manos y él siguió riendo de mis bobas respuestas que, en defensa mía, respondí sin muchos ánimos.
Ese día, José me besó, aún pensaba por qué lo hizo, sin embargo, no hallaba respuestas alguna de la cuestión, lo hizo y ya. Estábamos organizando cuentas de la empresa M&M, algo que no cuadraba y según fuentes de confianza, el casino de dónde salían tantos gastos, Jorge no perdía en sus juegos y cuando lo hacía, lo pagaba con su propio dinero, eso era un dilema. Buscando esas respuestas él me besó. No sabía muy bien si lo hacía por placer o por algún sentimiento en específico.
Una semana tratando de empezar y ser algo diferente y ya había seducido a un hombre de familia, besé a mi jefe y a su hermano. «Bonita manera de empezar» dijo mi conciencia.
A veces las personas hacen las cosas por su bien, por ayudar o por tan solo temerle a las vueltas de la vida; al decir que la vida es un pañuelo. No obstante, dejé de tenerle fe a la bondad que carece en las personas y por ello no quiere decir que yo no fui bondadosa, pero esa interpretación de mí la maté con la realidad de la vida.
¿Por qué el mundo realizaba campañas, métodos de apoyo o desde la misma religión, para salvar algo que ya estaba destruido? Dudaba de cómo ese tipo de actividades y expresiones podían ayudarme, pero admiraba la confianza que me tenía mi hermano y la que Marco me estaba ofreciendo.
Tenía rato captando la mirada del muchacho que estaba meloso con su novia a nuestro lado. Me burlé de la pobre mujer, estaba tan enamorada y su acompañante besándola, consientiéndola... mientras sus ojos me buscaban con frecuencia, «¿le responderás las miradas? Y no es por ser inoportuna... pero, Marco tiene varios minutos esperando tu respuesta».
—Perla... —llamó el Mocoso—, ¿sigues allí?
—Sí, estaba pensando.
—Tu hermano llamó hoy.
Abrí mucho los ojos fingiendo impresión.
—Preguntó por ti, por estos días y lógicamente no le dije nada del beso con tu jefe y lo que estuvo a punto de pasar con el señor Gómez. No me parece ser tan metiche en esas cosas...
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La mala y un final feliz
Подростковая литератураPara ella era fácil caminar entre tantas miradas acusadoras y juzgadoras. Odiada por muchas personas, sobretodo por las buenas chicas. Con un pasado influyente y un karma presente. La chica más buscada por su sonrisa seductora y sus noches de acc...