Capitulo II

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Pasaron algunos años hasta que pude tener conciencia de lo pasaba a mi alrededor. Lo primero que recuerdo es mi nombre. Anaru, Uchiha Anaru.

Viví rodeada de personas que me amaban, mis padres, mi hermano mayor, los tíos Fugaku y Mikoto y mi querido primo Itachi.

Cada cumpleaños mis padres me llenaban de obsequios, pero el que más apreciaba era el de mi amado hermano. Cada año me regalaba una cinta para el cabello, cada cinta era diferente a la anterior, pero siempre tenían el mismo color, un rojo carmesí.

El hilo rojo siempre nos unirá, hermanita, dónde sea que estemos, si estás perdida solo sigue el hilo y llegarás a mí.

Recuerdo que siempre que me daba un nuevo listón me decía eso.

Me volví muy unida con mi hermano, estar con él me hacía sentir amada y protegida, Obito siempre fue un grandioso hermano y una excelente persona, definitivamente mi ejemplo a seguir.

— Hermano —lo llamé, ambos paseábamos por la aldea mientras comíamos dangos—. ¿Cuándo veré tú rostro en esa montaña? —señalé la roca Hokage.

— Muy pronto hermanita. Muy pronto, y será el rostro más increíble de todos.

— ¿Lo prometes?.

— ¡Por supuesto! —dijo mostrándome su pulgar en alto, aquella acción se había convertido en su pose habitual cada que prometía algo, asegurándose de que cumpliría con su palabra.

Me encantaba pasar tiempo con mi hermano mayor, pero también con mi primo Itachi, ambos creamos una conexión muy fuerte, diferente a la que tenía con Obito. Una vez escuché la frase "si tú saltas, yo salto", eso definitivamente nos describía, nos volvimos tan esenciales el uno para el otro como el mismo oxígeno.

— Date prisa, hermano —lo apresuré mientras jalaba de su mano—. Ya quiero ver a Itachi.

— Últimamente pasas mucho tiempo con ese niño —dijo celoso—. Eso está empezando a molestarme. Yo soy tu hermano no él.

Me reí —Por supuesto que lo eres, y te amo por eso.

🍥

Al fin llegamos a casa de Itachi.

— ¡Hola, Mikoto-san!.

— Hola, Obito-kun —saludó la azabache mientras regaba las flores de su jardín—. Llegas temprano.

— Bueno, onee-san estaba impaciente por ver a Itachi.

— ¡Hermano! —chillé, sonrojada.

Mikoto-san rio y nos invitó a pasar.

— Itachi-kun está en su habitación —se dirigió a mí.

No esperé ni un segundo más y corrí hasta su habitación.

— ¡Anaru, espera! —para cuando Obito trató de frenarme ya me encontraba abrazando a mi otro niño favorito.

— ¡Anaru-chan! —sonrió Itachi—. Estás aquí.

Obito suspiró, dándose por vencido con su inquieta hermana —Mikoto-san, volveré más tarde, por favor cuide de Anaru.

— No te preocupes, Obito-kun —sonrió la azabache—. Ve tranquilo, ella estará bien.

Obito se despidió de mí y salió de la casa. Itachi y yo pasamos horas jugando en el muelle del lago Uchiha.

Siempre vi a Itachi como mi protector, un miembro de mi familia que apreciaba y amaba con mi vida.

Nuestra promesa «Shisui Uchiha»   [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora