Cruel

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"Por favor, madre, vuelve cuando gustes"

"Gracias, cariño, y no olvides mi pregunta, bien?"

"No tienes de qué preocuparte"

Jungkook y su madre dejaron la casa, a petición de la mujer mayor, quien había pedido a su hijo llevarla hasta su casa.

"Hijo, sé que te metimos en un lugar en el que no quieres estar, sé que sigues viendo a Jimin"

Jungkook se tragó su propio miedo, nunca pensó que su madre comentaría tales cosas, probablemente Seokjin se había quejado sobre eso.

"Y sé que lo seguirás haciendo aunque te pidamos lo contrario, pero hijo, haz lo que quieras, sigue con Jimin como tu amante, ignora tu responsabilidad con tu marido cuanto gustes, pero hijo, por favor, no lo lastimes"

Jungkook se aferró al volante de su auto, cómo podría Seokjin haber comentado a su madre sobre eso, era realmente imprudente.

"No lo haré, madre"

Sonrió, convenciendola, algo que solo él y sus hermanos podían hacer.

"Seokjin"

Al escuchar el tono de su marido, un escalofrío recorrió su espalda, Seokjin moría de miedo, sentía su propio corazón latir en su pecho.

"Qué fue lo que le dijiste a mi madre, Seokjin?"

Después de unos segundos en silencio, respondió, girandose lentamente para encararlo.

"No tienes de qué preocuparte, Jungkook-ah, pretendamos que todo está bien, mientras tanto, puedes seguir tu aventura, con esa zorra..."

Lo único que sintió, fue un fuerte dolor en su mejilla izquierda, mientras se levantaba del piso.

"Repitelo, maldito, imbécil, te reto"

Jungkook lo levantó, sosteniendolo de su camisa, viendo como su pómulo empezaba a sangrar e hincharse.

"Bien, golpeame, no podrás estar con tu maldita perra cuando te denuncie por abuso doméstico...."

Un golpe más, directamente en su quijada, rompiendo su bonito y voluminoso labio inferior, Seokjin no hizo más que dejarse caer en el brazo que lo sujetaba, jadeando, con su hermoso rostro lleno de golpes y heridas sangrantes.

Jungkook volvió a sí mismo, dándose cuenta de lo que acababa de hacer, y la culpa volvió, como volvía cada vez que maltrataba a Seokjin, pero su orgullo era aún más fuerte.

"Inténtalo, demandame, y veremos si siquiera tú propia familia se pone de tu lado"

Le dijo a centímetros de su rostro, mientras Seokjin intentaba safarse de sus manos, cayendo bruscamente al piso en cuanto Jungkook lo soltó

"Puedes insultarme a mi, lo que quieras, ya no me importa, a mis hermanos, incluso a mis padres, pero piensa dos veces antes de volver a decir una palabra sobre Jimin"

Lo amenazó sin siquiera mirarlo, pues no podía, no podía ver a los ojos a quien acababa de herir horriblemente, a una persona inocente, frágil y sin nadie en quien apoyarse; sabía que si lo hacía, caería a sus pies rogando perdón, ese era el verdadero Jungkook, no el monstruo en que se estaba convirtiendo ante Seokjin.

Caminó lejos de Jin, quien se encontraba aún en el suelo, con expresión de ira, con sus ojos llenos de lágrimas, muy en el fondo, ambos desearon que Jungkook dejara de ser ese monstruo, y rezaron por lo bajo, que cuando lo hiciera, no fuera demasiado tarde.

Pasaron semanas tras la última agresión, durante esos días, Jungkook parecía haber cambiado, no era más la presencia pesada que invadía a Seokjin, y este seguía actuando como estaba obligado, aunque en el fondo, no tenía más por qué vivir, no podía asistir más al curso para CEO, no tenía si quiera coche o dinero, además de no poder salir de casa, pues sus golpes aún no sanaban, la única forma de arreglar todo, era concibiendo, pero era imposible, en casi cinci meses, no había compartido cama con Jungkook, además, no se veía que su marido quisiera hacerlo, si quiera tocarlo, y Seokjin tampoco lo quería.

MártirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora