Estúpido Valentino Santos

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No quería saber nada de este día en particular. Quería olvidarse del famoso Día del amor y la amistad, que de amistad a veces quedaba poco, con sus absurdas decoraciones de corazones, montones de chocolates, malditas rosas rojas y aparatosos peluches de osos cantando ridículas canciones de amor.

Baekhyun estaba harto de esa horrible fecha y solo llevaba tres horas despierto en ella, pero podía jurar querer matarse en la próxima media hora. Tal vez era porque ni bien prendió la televisión aparecieron los maratones de películas empalagosas o las típicas comedias románticas en todos los canales. Tal vez que cuando salió al pasillo del edificio donde vivía se encontró con la vista en exclusiva de cómo a su vecina se la devoraba su novio que vino a traerle el desayuno como regalo. Claro, de menú tenemos lengua ensalivada atraganta vecinas ¿Qué sabor de condón para acompañar?

Tal vez eran esas situaciones lo que lo enfermaron más, pero no eran la causa principal del repudio. Puede, y solo puede, que esté así de enfadoso, porque cierto gigante, cuyo nombre duele de solo pensar, le hizo caminar toda la semana en busca de los regalos perfectos para hacérselas de cliché y confesarse a Kyungsoo, el chico de la facultad de arquitectura y amigo de ambos.

No, eso no le hubiera importado si fuera otro amigo quien le hubiera pedido el favor de acompañarlo. Pero tenía que ser el idiota de Park Chanyeol quien lo arrastrará por todas esas tiendas cada que podía, porque su mejor amigo quería la opinión de otro para asegurarse de tomar la decisión correcta sobre "¿Crees que este peluche le guste más o ese que te canta Malagueña salerosa con voz de Barnie?"

Dolía ver a su amigo con esos ojos de ilusión mientras él se cuestionaba la inmensa e innecesaria variedad de osos que existían en el mundo. Ese oso con traje de gato tiene problemas para reconocer su familia animal. Dolía por una simple, sencilla y llana razón: él estaba enamorado de esa existencia de metro ochenta y cinco.

No sabe cómo o cuándo, pero un día en su segundo año de carrera se dio cuenta del flechazo directo que le clavó el Valentino Santos al miocardio para con Park. Capaz fue en el momento que la tal Seulgi se acercó a su mejor amigo a coquetearle descaradamente y este le siguió, notando el inigualable sentimiento de celos por la forma en que Chanyeol miraba de regreso a la chica, aunque este solo lo hiciera para sacarle un libro de la biblioteca que ella había apartado antes.

Ya van en su cuarto y penúltimo año de carrera, pero Baekhyun solo había logrado avanzar de amigo a mejor amigo con Chanyeol. No tenía problemas ocultando sus sentimientos por el otro siempre y cuando nadie acaparara de más la misma cantidad de atención que Baekhyun recibía de Chanyeol. Este problema no surgió hasta hace una semana que el alto mencionó la fecha y su emoción por soltar sus sentimientos para con el pequeño Do.

Sentado en su sofá, aún en pijama y dejando sus cereales de colores ablandarse con la leche, recordaba ese domingo de hace siete días atrás que el alto le contó su malévolo plan. En medio del restaurante de comida rápida al que habían ido a atorarse de hamburguesas como hacían en algunas de sus salidas, le soltó la bomba sin anestesia.

- Quiero confesármele a Kyungsoo el catorce.

La papa bañada en sangre de tomate quedó a medio camino de la boca de Baekhyun. Se quedó en silencio mientras Chanyeol lo veía entre sonriente por su excelente idea y expectante a lo que fuera a decirle. Baekhyun no tenía idea de qué decirle, así que no sabía qué esperaba el alto. Parpadeó un par de veces, mordió la papa fingiendo desinterés y habló.

- ¿Te gusta Soo?

- Sí, sino no me confesaría.- Rio un tanto por la obviedad.

Baekhyun bajó la cabeza y jugó con la punta de la papa entre sus dedos paseándola sobre la salsa. Trató de disimular el duro trago de saliva que dio y volvió a hablar.

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