La mesa de enamorados [Yoonmin] [Adaptación]

07: Paso 5

"Esparcir la noticia".

Yoongi se bajó de la mesa tomando la mano de Jimin, dejando su fachada de euforia y desmadre para comportarse como un empresario fresa que salía a las calles con su pareja supermodelo.

—¿Para cuándo la boda, Min? —preguntó la Yeri, con su grupito alrededor suyo.

—Eh, mañana, mañana —dijo, usando los "mañana" de su mamá, que en realidad eran un nunca.

—¿Dónde te casarás? —preguntó una chica del club Yoonmin.

—Aquí mismo, los invito a todos, pa' que vean. —Posó para una foto besando la mejilla de Jimin, la chica que sacó la foto murió de diabetes.

Otra chica se acercó a tomarles otra foto, y esta vez posó tocándole las nalgas a el castaño.

¿Delirios de grandeza y popularidad? Definitivamente.

—¡Yo los casaré! —decidió Jin, con brillo en sus bellos ojos.

—¡Yo te ayudo a preparar la boda! —agregó Yeri y pronto la pareja pasó a segundo plano para prestarle más atención a su futura boda.

Los dos chicos aprovecharon para salir corriendo del lugar, igual, por todo el desmadre que hicieron ya no alcanzaban a comer. Quedaban menos de cinco minutos antes de su próxima clase.

—¡Funcionó, Jimin! ¡Para mañana ya tendremos nuestra mesa! —Ambos se abrazaron mientras daban saltos, cual participantes de un juego de fútbol americano que acababan de ganar.

—¡Todo el sufrimiento valió la pena! —dijo de pronto Jimin. Min dejó de saltar, ofendido.

—¿Sufrimiento? Ah —preguntó con ofensa.

—Oye, ¿crees que es bonito que te humillen delante de chicas raras? —Yoongi hizo una mueca, asintiendo, dándole la razón muy a su pesar—. Como sea, ¡tenemos mesa!

—¡Beso de victoria! —anunció Yoongi.

Antes de que Jimin pudiera correr del besucón de su amigo, este ya había sujetado sus mejillas y juntado sus labios.

—¡Ah! ¡Quítate! —Lo empujó, cruzando sus brazos. Quería limpiar sus labios, pero con todo lo que ya habían hecho sería muy estúpida esa acción—. Se supone que sólo nos besamos frente a las personas —se quejó como un niño pequeño.

—Pero si sí hay alguien viéndonos —dijo.

—¿¡Quién!? —preguntó espantado porque alguien escuchara su conversación.

—La planta —mencionó con burla, sonriendo de tal forma que sus ojos se arrugaban.

—No mames —lo fulminó antes de irse corriendo.

—¡Dijiste una grosería, ahí te voy! —corrió tras el castaño.

—¡Métete los besos por el culo! —aumentó la velocidad de sus piernas.