Ahora es mi turno...

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Un hermoso par de esposos caminaba por el bosque sonriendose entre sí mientras veían el paisaje, no era necesario decir nada, simplemente eran felices estando el uno con el otro, solo con sus acciones y compañia eran capaces de demostrarse el amor que sentían.
Los años habían pasado aunque mucho más lento para el par de grandes cultivadores pero aún así sus cabellos ya se habían teñido de blanco y las dulces arrugas que expresaban las experiencias de la vida se hacían presentes en sus rostros, el par decidió descansar apoyados en un árbol mientras veían a las hermosas aves surcar el cielo.

"Wei Ying"

La voz que habló ya era vieja y algo gastada pero aún tan clara como el agua demostrando tanto amor y cariño en tan poco.

Al escuchar su nombre no pudo evitar mirar a su esposo mientras sonreía haciendo un ruido de aprobación para demostrar que si lo escuchaba, podía pedirle lo que quisiera el haría lo que fuera por el hermoso y estricto hombre frente a él.

"Hoy es un lindo día"

Mencionó el hombre de túnicas blancas como la nieve que se mezclaban con su hermoso cabello ya canoso mientras veía el cielo antes de dirigir su mirada a su esposo, ya tantos años han pasado y ese hombre todavía era capaz de opacar hasta el día más bello o el más grande tesoro, a el no le importaban cuantos años hayan pasado, aquel hombre seguía siendo lo más hermoso que haya podido conocer y el mayor tesoro que los cielos pudieron darle. Desearía poder decirle eso una vez más o miles si pudiera pero no creía ser capaz.

El tiempo pasaba, ellos habían envejecido, el cultivo y la energía resentida ya se habían esfumado y su núcleo dorado ya estaba comenzando a dispersarse lentamente, realmente no sentía miedo, no había razones de lo único que se arrepentía era de no poder pasar más tiempo junto a su alegre esposo, pero ya no tenía tiempo para lamentarse simplemente deseaba escuchar aquella melodía que ya se había grabado en su alma, aquella que los unía, la que el mismo escribió en busca de expresar sus sentimientos.

"¿Podrías tocar wangxian? Quiero escucharla"

Wei Ying no pudo evitar mirarlo de manera cariñosa, la petición de su esposo fue tan dulce como siempre, el mismo era consciente de cuanto significaba aquella melodía que unía sus almas así que sonrió tanto como pudo intentando expresar todo su amor con ese gesto.

"Claro"

Sus palabras fueron claras y dulces mientras se levantaba y tomaba a su fiel flauta para comenzar a tocar mientras veía el horizonte, dejando tranquilamente que su cabello y la cinta roja que lo ataba bailarán junto a las hojas movidas por el viento, no pudo evitar cerrar sus ojos mientras tocaba quería concentrarse y tocar aquella melodía perfectamente, quería darle un gran concierto a su amante.

Después de unos minutos la melodía, tocada más hermosa y dulcemente que nunca fue desapareciendo lentamente como si las notas fueran arrastradas con cariño por el viento, él volteó para ver su a esposo pacíficamente recostado contra el árbol con los ojos cerrados y una pequeña sonrisa tejida en sus labios, se veía tan tranquilo que por un momento dudo si podía ser su esposo o una hermosa estatua.

"¿Te gusto?... "

Pregunto suavemente con temor de irrumpir en su calma, su sonrisa se deshacía dejando de ser tan brillante mientras caminaba hacia el para sentarse a su lado.

"HanGuangJun"

"LanWanji"

"Lan Zhan"

"Lan Er-gege"

Lo llamó una y otra vez en voz baja como si quisiera despertarlo una parte de el sabía que su amado esposo no volvería a despertar ni a verlo con aquellos hermosos ojos ámbar o fruncir el ceño al verlo hacer sus travesuras, pero aún así quería intentarlo, era el reflejo de un amante no aceptar la partida del otro.

"Mirame... "

Fue lo que dijo mientras tomaba aquella mano ahora inmóvil, confirmando lo que ya sabía, el núcleo dorado de su esposo se había dispersado y el no podía hacer nada al respecto, se tomó un tiempo para mirar la pacífica y hermosa expresión de aquél hombre, parecía una hermosa pintura que rivalizaba con los cielos.

Volvió a sonreír dulcemente mientras lo veía aunque sus ojos se nublaban dañando la hermosa imagen de su amante, se apoyo en el árbol junto a él aún queriendo acurrucarse entre sus brazos como lo hacia siempre.

Acabó cerrando sus ojos mientras unas cuantas lágrimas se resbalaban como hermoso hilos plateados que surcaban sus mejillas y aquellas arrugas en su camino, podía sentir como las últimas energías en su cuerpo comenzaban a dispersarse como si fuera lo más normal del mundo y no podía evitarlo, tampoco es que quisiera hacerlo.

Respiro profundamente recibiendo el eterno aroma a sándalo de su esposo por última vez, mientras apretaba su mano por costumbre, decidiendo hacer una última promesa con todas sus fuerzas.

"Esta vez,  es mi turno de encontrarte"

Su voz era temblorosa pero incomparablemente sincera no importa si en esta vida ya vivieron un par de siglos, o si habían mil más después, no importa cuantas vidas vivieran porque nunca serían suficientes para expresar todo el amor que sentían, así que ahora era su turno de volver a encontrar a su alma gemela...

Fin

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Es la primera vez que escribo algo así qwq

Espero les haya gusto

Les amo ♡

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⏰ Última actualización: Feb 17, 2021 ⏰

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