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Ahí estaba Jake, esperando en un pasillo desolado mientras arreglaba la corbata de su nuevo uniforme escolar, aunque el uniforme no era la única novedad en su vida. País, institución, y hasta el mismo idioma, sin embargo, con este último no tenía muchos problemas porque a pesar de haber vivido en Australia y comunicarse mayormente en inglés, su familia le había exigido estudiar su lengua materna desde pequeño.

Jake tenía que aprender a lidiar con su reciente estilo de vida, gústele o no, pues a fin de cuentas todo había sido su culpa.

Casi gritó “Aleluya” cuando vio a alguien dirigirse hacia él. Jake se enderezó y carraspeó, encontrándose incómodo al dar con la mirada directa del desconocido.

—¿Jake Shim, cierto?

Rubio, delgado, bonita sonrisa, y con la línea de la mandíbula bastante pronunciada. Tenía una vibra apacible y que transmitía seguridad, era el tipo de hombre que todos los padres quieren para sus hijas.

La habilidad de Jake se activó, sus fosas nasales se abrieron y percibieron su insípido olor, ciertamente se trataba de un beta.

Esta especie de "don" la desarrolló después de cumplir siete años, Jake podía adivinar las castas tan solo olfateando una sola vez, algo que no era tan común para la mayoría, pues usualmente cuando se sabía la casta de una persona era después de esta decirlo, de encontrarse en situaciones altamente emocionales como lo son los celos, o a través del certificado de nacimiento. Los hombres de batas blancas que tanto lo habían visitado en su infancia le aseguraron que se debía a sus genes activos de gamma.

—Sí —afirmó, inclinándose noventa grados en una reverencia.

Su madre le había especificado en varias ocasiones que esto era muy importante para los coreanos, y que si lograba hacerlo a la perfección definitivamente causaría una muy buena impresión.

—Jay —dijo secamente, pero sin dejar de mostrase amable. —Soy parte del consejo estudiantil y tengo el deber de darte un recorrido por nuestra institución —informó en un tonillo algo partidario.

—Comprendo —Jake asintió sin atreverse a mirarlo a los ojos, le habían inculcado que era de mala educación.

Luego de la incómoda presentación caminaron en silencio, pero no por mucho tiempo ya que Jay comenzó a hablar casi de inmediato, al parecer no disfrutaba mucho del sosiego verbal, propio de un extrovertido.

—Por cierto, yo también vengo del extranjero —mencionó, esperando a que Jake bajara sus defensas y se mostrara más receptivo a entablar una conversación con él.

Y, en efecto, tuvo éxito, logró captar la atención de Jake rápidamente.

—¿En serio? ¿De dónde eres? —Preguntó tal vez demasiado emocionado, y luego de meditar su infantil comportamiento decidió disculparse. —Por favor, discúlpeme, no debí de de haber sido tan imprudente —nuevamente, dobló su espalda.

Jay se apresuró en arreglar el malentendido que Jake se había creado él solito.

—¿Por qué te disculpas? —Jay cada vez se convencía más de lo raro que era el castaño.

—Porque hice algo malo —Jake respondió, observando el suelo.

El corazón de Jay se estrujó, por un momento le pareció estar hablando con un niño, y su lado de hermano mayor salió a flote en cuestión de segundos.

Acarició la melena de Jake de forma suave y delicada, Jake reaccionó, y por primera vez, lo miró a los ojos.

Jay juró ver el universo completo en ellos.

𝐇𝐢𝐝𝐝𝐞𝐧 𝐈𝐝𝐞𝐧𝐭𝐢𝐭𝐲 || 𝐉𝐚𝐤𝐞𝐇𝐨𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora