Estoy cansada de prometerme cosas que soy incapaz de cumplir.
Me prometí no pensarte y mi mente ya se sabe de memoria la cantidad de lunares qué tienes en la espalda. Me prometí no llorarte pero estoy intentando comprobar cuando se acabarán las lágrimas para ti.
Me prometí no esperarte y aquí sigo.
Me prometí dejar de quererte y al final sólo he conseguido dejar de quererme.
Me prometí que las cosas irían bien pero no creo que llorarte cada noche encerrada en mi habitación sea el 'bien' que yo quería.
Me prometí dejar de buscarte pero de la misma forma que el poeta no es nada sin su musa, yo no soy nada sin ti.
Me prometí que sí tu me hacías herida te echaría de mi vida pero aún habiendome roto, te quiero en ella.
Me prometí -por aquella gente que me quiere- que pasaría página pero no eres solo una página que pueda pasarse como si no tuviese nada de valor escrito en ella.
La gente me ve hundida y no paran de decirme que las cosas van a ir bien pero yo me río porque sé que no, porque no son solo dos días echándote de menos. No me digáis que no es para tanto; cuando os enamoréis ya me contaréis si es o no tanto como para sentirte tan perdida como ahora yo me siento. Duele, y sé que es normal llorar. Lloro porque acabo de llevarme el palo mas grande de mi vida y en estos momentos no creo que exista dolor superior, pero es normal; la herida es reciente y aún está abierta y yo como una gilipollas no dejo de tocarla. Llegará el día en que me mire al espejo y ya no vea esa herida, y sabré que me he recuperado de ti; de tu ausencia, de tus promesas, de tus palabras, de tus te quiero, de tus sentimientos que a la larga irán desapareciendo y en ese momento sonreire al espejo sabiendo que me he recuperado de ti; que encontré la forma de seguir sin ti aún sabiendo que por casualidad el mundo te puso en mi vida; esa herida volverá a abrirse no por si sola sino por mi, yo misma lo haré porque lo que yo te quiero nadie lo va a superar.
