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Vi como sacaban cada cosa que me recordaba a ellos, me estaban embargado el pequeño departamento dónde mis padres me criaron con todo el amor que podrían brindarme. Vivíamos con lo poco que ganaba mi papá en una mina y la poca ropa que lavaba mi madre.

Murieron. murieron de la manera más cruel y despiadada. Ese maldito idiota torturó a mi padre hasta matarlo y a mi madre le disparó.

Seguí mirando como se llevaban todo, con tristeza al recordar como mis padres se partían el lomo para conseguírlo. Sólo quedó una mochila con una muda de ropa y unas fotos para torturarme cada día de mi vida.
Tome mi mochila y salí del departamento sabía que el dueño iba a venir a tocar mi pruerta y pedirme que desalojara ya debía los últimos 6 meses.

Sólo podía pensar en la única persona que me ayudaría, Kook, él querido JungKook un pobre diablo que no tenía dónde caer muerto, un chico solitario sin nadie en este cruel mundo, me atrevería a decir que encontró consuelo gracias al inmenso cariño que mi padre le tuvo, también me atrevo a pensar que fue el hijo que nunca tuvo, y para Kook el cariño de un padre.
Seguí caminado en la calle principal de esta ciudad, doblando esquinas. No está lejos, faltaba poco. Entonces me paré enfrente del edificio que ya estaba en ruinas, con la pintura ya vieja y manchado de por los años.
Toque la puerta del apartamento 8, al no tener respuesta pensé que tal vez estaba dormido, me tire recargada en la puerta al frío piso. Me quedé tal vez una hora mirando a la gente pasar unas señoras con el montón de ropa que habían lavado subiendo las escaleras que estaban al frente de mi, tenía el panorama perfecto para ver a cada persona que se alojaba en este lugar, podía ver a las señoras luchando con la hambre que les hacía ruido en el estómago, sosteniendo y haciendo largo el último aliento que podían dar. Luego están sus esposos, insatisfechos con sus vidas, tristes por no traer ni un centavo en la bolsa, con la pobreza respirandoles en la nuca.

Me levanté del suelo y volví a tocar, ahora toque con desesperación y lo más fuerte que pude. -Hey!! De una vez te advierto que pagarás los daños que le causes a la puerta.- me gritó Kook atrás de mi. Sacando las llaves de su bolsillo para poder abrir la puerta, sin decir ni una palabra abrió la puerta me hizo la seña para que entrará, y me dijo ver su pequeño apartamento de 5x5 m, con un pequeño baño, en el suelo un colchón matrimonial, a un lado un ropero viejo, una pequeña mesa, una estufa del tamaño de dos parrillas y una ventana del tamaño suficientemente para iluminar con un rayo de esperanza entes de darte por vencido.
Jung cerró la puerta detrás mío y se dirigió a dejar algo sobre la mesa y después se giró sobre su eje para quedar enfrente de mí.

La piel clara, alto, y está más delgado de la última vez que lo vi, con un pantalón deportivo desgastado y una playera blanca, al menos de ese color fue alguna vez.

No me miró con cara de extrañeza, es como supiera que esto iba a pasar en cualquier momento.

- ¿Cómo haz estado?-me pregunto el chico de cabello negro. Verlo me recordaba tanto a mis padres, más a mi padre.
- Siento mucho lo de la última vez- dije con un poco de vergüenza y culpa.

Después del velorio de mis padres me acompañó Kook a casa, me sentía muy frustrada, enoja y dolida. Yo se que no tiene justificación a lo que le dije.
Me recoste en la cama de mis padres a llorar, Kook se recosto y me abrazó.- Lo siento mucho Hye, en verdad lo siento, los consideraba mis padres, y también me duele me siento culpable-. Me dijo.- Te prometo que yo te ayudare a salir adelante, nos apoyaremos uno al otro-. Cegada por mi enojó, me levanté de la cama y lo mire y le grite.- ¡Esta es tu maldita culpa!, si no te hubiéramos conocido esto no hubiera pasado.- agarre las pocas cosas que había de él en la casa y las metí en una bolsa, él no entendía porque le hablaba así, jamás había sido grocera con él.- Hye, yo entiendo que estas enojada, ellos sólo querían ayudarme.- lo empuje a la puerta, y lo peor, me arranqué del cuello la medalla que me había dado unos meses atrás cuando la muerte le arrebata de la manera más cruel la vida.- lárgate!!, no quiero volverte a ver en mi maldita vida.- le cerré la puerta en la cara.- Hye no hagas esto por favor, te necesito-. Dijo del otro lado de la puerta.- Lárgate, vete maldita sea-. No tuvo más de otra que irse.



.- No te  preocupes, creo que al final tienes toda la razón. Es mi culpa.- notaba la tristeza en sus ojos, por un momento pensé que iba a llorar, pero no lo hizo.
.- Estaba enojada, no me justificó.- en mi si salió una lágrima.- yo fui una estúpida al tratarte así, perdóname.- No pude más y lo abracé. Me devolvió el abrazó.

No Exit 🚫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora