Capítulo 8

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Saco los tubos de sangre mas las cosas que guarde en la heladera de la morgue, Russell observa todo lo que hago arrimado a uno de las mesas largas con brazos cruzados

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Saco los tubos de sangre mas las cosas que guarde en la heladera de la morgue, Russell observa todo lo que hago arrimado a uno de las mesas largas con brazos cruzados

—Eres muy ordenada con todo

—Odio el desorden— me coloco los guantes y le extiendo a el un par que los toma para ponérselos, saco un poco de sangre de uno de los tubos y la coloco en la platina del microscopio

—Esto es imposible— digo mientras ajusto el tornillo micrométrico—Cuando lo revise la semana pasada su sangre no se formaba así—me alejo y le doy paso a Russell

—Esta mas espesa de lo normal

—Exacto se supone que la cocaína causa el espesamiento de la sangre aumentando la cantidad de los glóbulos rojos, pero aquí no solo la espesa sino que también se formas pequeños huevos dentro de ella, y eso lo causa una hemorragia de pequeños vasos sanguíneos, no solo tienen cocaína en su organismo tienen éxtasis

—Pero el éxtasis genera un aumento de la actividad nerviosa, provocando excitación y euforia

—Si, si te fijas bien en los análisis de los tres, dos de ellos tuvieron sexo y cuando sufrieron la sobredosis aun su sangre mandaba una actividad nerviosa elevada a 350, tu y yo sabemos que eso es imposible— Russell frunce el seño demostrando que esta quedando en las mismas, sin entender—Lo que trato de decirte que solo estas drogas forman parte, hay mas

—Una mezcla...¿De todas las drogas?, Alana si hubiesen mas no creo que su organismo hubiese resistido mas de 3 horas y aquí en los análisis ellos sufrieron el colapso luego de 6 horas

—El que creo esto lo hizo bien porque si te fijas bien en la sangre no es que el éxtasis o cocaína estan al 100%, solo es un 2,5% esta mas que claro que faltan mas—el asiente y se acerca al microscopio, mi telefono suena y corro a contestar

"Ven a centro, hay dos jóvenes tiradas"—me cuelga Moreno, saco mis guantes y el mandil en menos de un segundo

—¿Qué ocurrio?

—Dos muertas en el centro, me voy

—Te llevo—asiento y el se saca los guantes, salimos de la morgue para ir a los ascensores

—Se te esta haciendo costumbre llevarme, debo deducir que ¿ahora eres mi chofer en tus tiempos libres?— le dedico una sonrisa sin ninguna pisca de inocencia

—Me agrada tu compañía y si quieres puedo ser tu chofer cuando quieras—me guiña el ojo

¡¿Por què me prende ese gesto suyo?!

—Chofer gratis, ¡que oferton!—el ascensor se abre y entro

—No he dicho como debes pagarme—lo dice en mi oído con su voz ronca pero esta vez es mas ronca de lo normal y madre mía, Dios si me estas escuchando dame fuerza de voluntad para no voltear y encararlo, porque no respondo a mis actos sucios, me aclaro la garganta

BREATHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora