Capitulo 28

14 1 0
                                    

Pablo mira a Ramón y decide ayudarlo diciéndole -Cuenta conmigo, pero ¿como vamos a exponerlo?-

Ramón le sonríe y le dice -Estaba pensando en que mientras tu le distraes yo verifico su casillero-

Pablo lo miro pensativo diciéndole -Yo no hablo mucho con el, ¿No sospechara algo si rápido me pongo a formar una conversación con el? ¿Y si no tiene el celular en el casillero?. -

-Pues planeamos otra cosa, pero ¿me ayudarás?-Pregunto Ramón a Pablo, este respondió-Claro, ahora quiero que me ayudes a mi- se levanta y se dirige hacia Ramón y se sienta en el borde de la mesa.

-En que necesitas mi ayuda- pregunta curiosamente Ramón, provocando que Pablo muerda su labio. Ramón lo mira sabiendo lo que este desea.

-Algún día nos van a atrapar y sabes que nos pueden expulsar-dijo Pablo serio, pero realmente no le importaba.

Este se levanta del lugar y toma la mano de Ramón que lo mira con una expresión de confusión, a lo que Pablo le hace una señal con la cabeza para que lo siga y lo hala de la mano haciendo que este se levante de su lugar.

Pablo camina con Ramón siguiéndolo unos pasos atrás. Pasaron por entre los libreros hasta llegar al final del pasillo. Ramón se mete en el espacio entre el último estante y la pared, apoyándose en la última mencionada. Ramón que aún sin entender llega a donde este está y le dice

-¿Por que estamos aquí?- A lo que el otro chico sonríe picaramente, acercándose a el y rodeándolo con ambos brazos por los hombro estando a centímetros de su boca responde -Ya te dije lo que quiero- antes de capturar sus labios en un beso profundo y exigente.

Aquel beso apasionado hizo despertar todos los sentidos de Ramón que sin darse cuenta ya estaba recorriendo con sus manos el pecho y cintura del otro chico, metiendo una de estas debajo de la camisa de su contrario frotando su espalda baja mientras juntaba más sus cuerpos haciendo que sus entrepiernas se rozaran en el proceso. Esta acción hizo que de los labios ajenos saliera un gemido que murió en los propios, acción que Ramón aprovechó para meter su lengua en la húmeda cavidad ajena comenzando un roce con la del contrario.

El calor en el cuerpo de Pablo aumentaba cada ves más queriendo sentir mas que sólo el roce de la intimada ajena. De la misma manera en la que comenzó el beso lo dio por terminado para deslizar sus labios al cuello de Ramón mientras sus manos desabotonaba la camisa que este traía y dejaba un rastro de besos por el pecho hasta llegar al vientre ajeno. hasta llegar a la cintura de su pantalón donde se detuvo un momento para observar con una sonrisa triunfante la pequeña carpa que formaba la tela del mismo, con esa misma sonrisa se arrodilló en el suelo y antes de comenzar con lo que tenía planeado puso una mano sobre ese bulto frontandolo un momento antes de desabotonar el pantalón y bajarlo lo suficiente para que el miembro de Ramón se alce ante sus ojos.

Delicadamente froto la yema de su dedo indice en la húmeda punta haciendo que el contrario suelte un agudo gemido que llegó hasta sus oídos, sin perder aquella sonrisa cada vez más traviesa levantó la mirado para ver la expresión en la cara de Ramón. Pablo con el mismo dedo que acababa de frotar en el miembro del otro chico, lo colocó en sus propios labios haciéndole una señal de que guardar silencio.

Acercó aquel erecto miembro a su boca y lo lamió provocativamente aún sosteniéndole la mirada al otro chico que tenía los ojos brillantes de pasión y deseo, acto seguido comenzó a introducirlo casi por completo en su boca y comenzando un leve movimiento de adentro hacia afuera siguiendo el ritmo de su mano que sostenía el miembro desde su base.

Con cada segundo que pasaba Pablo aceleraba sus movimientos al igual que la respiración de Ramón se aceleraba, este último mordía su labio inferior intentando contener sus gemidos que amenazaban con delatarlos a ambos.

La ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora