14- La felicidad anhelada

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Punto de vista del narrador omnisciente

- Helbram, destensa un poco el brazo, así no te puedo clavar la aguja. Se rompe- Comentó Dolores mientras miraba al monstruo con seriedad.

Estos se encontraban en el laboratorio de Dolores, y tras muchas súplicas de la mujer, la bestia accedió a entrar y se encontraba tumbado en una camilla en estos momentos completamente atemorizado.

- ¿Y si me haces daño?- Preguntó Helbram alejando su brazo y tomándolo con su otra mano. Dolores rodó los ojos y suspiró con resignación.

- Helbram, eres grande y fuerte, un pinchazo no es nada con todo lo que habrás pasado. Por eso te pido que destenses los músculos- Pidó la mujer, ante lo cual el monstruo negó con la cabeza.

- No sentiría dolor físico... sino mental... y este ese mucho peor...- Helbram no pudo decir nada más dado que lo siguiente que sintió fue un beso en la mejilla por parte de la mujer. Sintió sus dulces y calurosos labios en uno de sus bultos de la cara. Extrañado y sonrojado la miró fijamente a los ojos. Después de eso, lo que sintió fue que la mujer incrustó la jeringuilla en su brazo, y esta se comenzó a llenar de una sangre muy oscura. Cuando estaba lo suficientemente llena la extrajo y sonrió de lado con convicción-. ¡Eso ha sido un sucio truco!

- Ciertamente, no sabía que el beso fuera a surtir efecto- Dijo mientras reía y se tapaba la risa colocando su mano en la boca. Mientras depositó la jeringuilla en una mesa.

- ¿Y cómo no? Los hombres nos volvemos tontos cuando las chicas guapas nos hacen cosas como esas- Explicó Helbram con el ceño fruncido.

- ¿Chica guapa?- Preguntó la joven con dolor en su voz-. No sé si lo has dicho porque en verdad lo piensas o para burlarte de mí, pero yo no soy una chica guapa y mucho menos atractiva, así que no vuelvas a decir algo por el estilo...

- Es la verdad...

- Es como si te dijera que tú a mí me pareces guapo, ¿te lo creerías?- Inquirió con seriedad en su voz. Helbram tragó saliva nervioso.

- Obviamente no... pero a mí me pareces guap...- El monstruo no pudo terminar la frase dado que la mujer le interrumpió.

- ¿Cómo eras antes? ¿Tienes alguna foto o algo para que pueda verte?- Inquirió la mujer un poco más tranquila. Helbram de pronto metió su mano por dentro de su ropa y extrajo un papel roto.

- Buah, encima se me ha roto un poco...- Comentó antes de abrirlo y mostrárselo a Dolores. Esta al verlo abrió los ojos como platos-. Me gusta dibujar... y cuando estuve encerrado por un tiempo... me dedicaba a dibujar cosas. Ese es un retrato que me hice a mi mismo a lápiz... está un poco deteriorado, pero así nunca me olvidaré como fui y en lo que me he convertido.

- Helbram, tu eres...- Estaba diciendo la mujer en shock pero el monstruo siguió hablando.

- Sí, nos conocimos en los experimentos pagados de las hadas... no recuerdo a nadie más... pero tú eres diferente... nada más verte me cautivaste... me encantaba todo de ti y me hubiera gustado haberte conocido mejor... estoy seguro de que si nos hubiéramos... encontrado afuera, me hubiera confesado... varias veces he hablado con mi amigo... sobre esa chica tan guapa que conocí en las pruebas de las hadas...- Explicó Helbram esbozando una sonrisa y forzando los músculos de la cara para ello.

- Helbram, yo...- Estaba completamente sorprendida por las palabras del monstruo. Este dobló de nuevo el dibujo y se lo volvió a guardar.

- No tienes que decir nada... Te ayudaré en lo que haga falta... solo que a mi no me gusta... andarme con chiquitas... y soy de los que lanzan las palabras sin pensarlo mucho...- Tras decir eso el monstruo miró al techo con una pequeña sonrisa-. En el pasado te hubiera pedido salir... pero ahora no.

El comienzo de una extinción [Kiane]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora