Psycho | TVD UNIVERSE

ONE

     Admiraba el lugar a mi alrededor era muy lindo pero demasiado pulcro, blanco. Tendría que cambiar eso, con un poco de rojo, negro incluso tal vez un gris oscuro por aquí y por allá estaría bien. En la cocina podría poner unos gabinetes negros, la isla podría cambiarla a mar...

–Señorita Saltzman, el papeleo está listo– alguien interrumpió mis pensamientos haciendo saltase ligeramente sobre mi lugar, regresando mi atención a la realidad.

–Oh claro, lo siento, estaba distraída viendo lo hermosa que es la casa– le dedique una sonrisa mirando al hombre como de treinta años y bien vestido parado a unos metros frente a mí. El hombre me devolvió la sonrisa, a la vez que me entregaba un par de juegos grapados de papeles y un bolígrafo.

–Tómese el tiempo que necesite para leer que todo este como usted desea en el documento, yo estaré por aquí se me necesita– musite un "gracias" tomando los papeles para leerlos.

Habiendo pasado unos minutos termine de leer las hojas, todo estaba en orden, así que llame al hombre para que viniese.

–Señor Jeffers– él se acercó hasta la isla de la cocina que es donde yo me encontraba recargada– todo está perfecto, ¿Dónde firmo?

–Muy bien. Pues debe firmar aquí, aquí... y por aquí– señalo un par de líneas en las hojas de los documentos, a la par que firmaba donde él decía– eso sería todo, la casa es oficialmente suya, usted se queda con este juego y yo con esté. Si no se le ofrece nada más yo me retiro– tomo uno de los juegos de hojas para guardarlo en su maletín, para después caminar hacia la salida, conmigo detrás siguiéndolo.

–Muchas gracias por todo Señor Jeffers, y no por el momento no se me ofrece nada más. – le dije sonriendo, luego de un apretón de manos abrí la puerta topándonos con otro hombre alto y fornido que vestía un elegante traje negro. El hombre frente a nosotros pasaba la mirada del Sr. Jeffers a mí de regreso, así un par de veces– Bueno fue un placer, hasta luego Señor Jeffers– al decir eso el hombre trajeado se recorrió hacia un lado dándose cuenta que estaba parado en medio del marco de la puerta. Una vez el Sr. Jeffers salió de la casa y perdí de vista su auto una vez en la calle, centre mi atención el hombre frente a mí. Justo cuando iba a hablar, él lo hizo primero.

– ¿Quién era ese?– entrecerré los ojos mirándolo divertida, parecía algo molesto por el tono de voz que uso haciendo énfasis en "ese".

–Es el hombre de bienes raíces, ¿Acaso estas celoso? – pregunte bastante divertida por su actitud, aunque trataba de ocultarlo lo conocía lo suficiente como diferenciar sus expresiones.

– ¿Enserio? ¿De ese... mortal? – una mueca de desagrado se formó en su rostro mientras negaba con la cabeza– Claro que no... La casa es muy linda– dijo mirando la fachada de la casa.

«Si, ajá cambia el tema» pensé

– ¿Verdad que si?, es porque la escogí yo– dije siguiéndole la corriente mientras me recargaba en el marco de la puerta balanceando mi peso en una pierna.

–Por supuesto, tu gusto en bienes raíces es espectacular... como tú– Dijo y me dio una de esas sonrisas de derriten a cualquiera.

–Se lo que estás haciendo

– ¿Ah sí? Y... ¿Está funcionando?

–Mmm... te doy un 2 de 5 por el halago, estuvo...  como decirlo, "meh"–respondí encogiéndome de hombros. Él en respuesta solo alzo una ceja– Bien que te parece si mejor entras y te enseño un par de trucos que aprendí recientemente– le sonreí coqueta mientas me aleja de la puerta caminando de espaldas a las escaleras.

Él puso un pie dentro del marco de la puerta para luego mirarme, pude ver como sus hermosos ojos cafés se oscurecían aún más al conectar nuestras miradas. Poniendo ambos pies dentro de la casa camino lentamente hacia mí, yo seguía retrocediendo hasta que mi espalda choco suavemente con la baranda de las escaleras. El trajeado se detuvo frente a mi recargo su brazo izquierdo en la baranda, mientras que con su mano derecha daba caricias en mi rostro. Cerré los ojos ante su cálido tacto, lo sentía pasar por mis mejillas, bajaba por mi cuello y luego volvió a subir hasta mis labios, que estaban entre abiertos, pasando su pulgar por mi labio inferior. Lo mire a los ojos rogándole que me besara de una buena vez, y así lo hizo, tomo mis mejillas con ambas manos acercando nuestros rostros para juntar nuestros labios un un apasionado beso, la temperatura del ambiente cada vez se sentía más caliente y como consecuencia la ropa empezó a desaparecer hasta quedar en ropa interior. El me levanto por los muslos haciendo que le sostuviera con las piernas aferrándolas a su cintura, como un koala, estábamos por subir las escaleras hacia la habitación pero solo subimos un escalón porque él se detuvo girando la cabeza hacia la izquierda.

–La... puerta se quedó abierta– menciono con la ronca por la excitación, gire mi cabeza para ver lo mismo que él, luego volviendo a girarla hacia él. En medio del silencio donde solo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas, pronto se escuchó el "clic" de la puerta al cerrarse.

–Listo... ¿En que estábamos, mi cielo? –volví a juntar nuestros labios y el continua subiendo hasta llegar a la primera habitación.

Sacando su mano de mi cintura tanteo entre la pared y la puerta hasta encontrar la perilla, para luego girarla y abrir la puerta. Una vez adentro pateo la puerta cerrándola y continúo su camino hasta la cama donde me acostó de espalda a ella y él se subió encima de mí recargando su peso en sus brazos colocados uno a cada lado de mi cabeza. Los besos cada vez eran más necesitados, lo necesitaba, quería sentirlo, piel con piel. Baje mis manos de su cuello lentamente por sus pectorales, abdominales, seguí bajando hasta llegar al elástico de su bóxer, jugueteando con él. Me separe de su boca para repartir besos por su mandíbula, el busco mi boca juntando nuestros labios en un beso casto, luego me miro directamente a los ojos.

–Te quiero Aurelle– sonrió

–Yo también te quiero Elijah– sonreí besándolo de nuevo.